Día No 120
Lectura del día: Salmo. 24:1-10; 65:1-13; 68:1-35; 110:1-7; 19:1-14; 2 Sam
8:1; 1 Cron.18:1; 2 Sam. 21:15-18; 1 Cron.20:4
Verso Central:
Salmo 19:1
Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el
firmamento anuncia la obra de sus manos. (RVA)
La verdadera
adoración consiste en exaltar la gloria y majestad de nuestro Dios. Cuando
venimos a la presencia de Dios para adorarlo el enfoque de nuestro corazón debe
estar en exaltar todo lo que Dios es y todo lo que Dios ha hecho. Muchas veces
pasamos demasiado tiempo pidiendo por nosotros, quejándonos de nuestra
situación, o simplemente repitiendo oraciones gastadas, y rutinarias. En los
salmos que leímos podemos ver que el Rey David entendía que es la verdadera
adoración, y responde varias preguntas sobre la adoración y el adorador, ¿Quién
puede alabar a Dios? ¿Qué es lo que debemos exaltar de nuestro Dios? ¿Cómo
debemos adorarle? En primer lugar, tengamos en mente que estos salmos que hemos
leído fueron escritos durante el periodo en el cual David había consolidado su
reino, y había edificado casas, palacios, había conquistado Jerusalén, pero
sobre todo había traído el arca del presencia de Dios y le había construido un
tabernáculo. Así que estos eran tiempos en que por fin David había alcanzado
uno de sus anhelos más grandes, no solamente unificar las 12 tribus bajo su
reinado, pero tener una capital y en el centro de la misma a Dios como el
verdadero rey de la nación, y a él, como su siervo. Esto fue la razón principal
porque el trajo el tabernáculo a la ciudad de Jerusalén. David responde quien
podía venir a adorara Dios, y que su adoración fuera aceptada, ¿Quién puede subir al monte del
Señor? ¿Quién puede estar en su lugar
santo? Sólo el de manos limpias y corazón puro, el que no adora ídolos vanos ni
jura por dioses falsos. (Salmo 24:3-4 NVI) El enfoque está en
la condición del corazón, David estaba yendo más allá de los requisitos de la
ley, y se enfocaba en lo que Dios verdaderamente quería un corazón puro. Para
nosotros esto significa que debemos venir a su presencia con un corazón limpio,
no debemos dejar que ninguna cosa nos
estorbe de adorarle. ¿Quién está
consciente de sus propios errores?
¡Perdóname aquellos de los que no estoy consciente! Libra, además, a tu
siervo de pecar a sabiendas; no permitas que tales pecados me dominen y de
multiplicar mis pecados. (Salmo 19:12-13 NVI) Más que cantar “entonados” la
adoración en la cual Dios se deleita nace de corazón “conforme a su corazón”. La
segunda lección que aprendemos es que la adoración se concentra en exaltar lo
que Dios es, Eleven, puertas, sus
dinteles; levántense, puertas antiguas, que va a entrar el Rey de la gloria.
¿Quién es este Rey de la gloria? El
Señor, el fuerte y valiente, el Señor, el valiente guerrero. Eleven, puertas,
sus dinteles; levántense, puertas antiguas, que va a entrar el Rey de la
gloria. ¿Quién es este Rey de la gloria? Es el Señor Todopoderoso; ¡él es el
Rey de la gloria! Selah. (Salmo 24:7-10 NVI) Muchas veces cuando adoramos
estamos más concentrados en nosotros, que en exaltar su gloria y majestad, y la
esencia de Dios, es motivo suficiente para adorarle, exaltar, y aclamar. Las
palabras que salen de nuestros labios deben exaltar las cualidades o
características gloriosas de nuestro Dios, tales como su amor, su gracia, su
misericordia, su justica. Por último, debemos practicar la forma mejor de
adorar que es una vida de obediencia a su palabra, ya que él se complace más en
nuestra obediencia que en nuestras palabras.
Oración:
- Tomar tiempo para dar gracias a Dios por todas sus bendiciones.
- Adorar a Dios por su gloria y su poder.
- Pedirle que forme en nosotros un corazón conforme a su corazón.
- Exaltarle en a través de una vida de obediencia.
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