Día No 119
Lectura del día: 2 Sam
6:12-23; 1 Cron. 15:1- 16:43; Sal.15:1-5
Verso Central: Salmo
15:1 RV1960
Jehová, ¿quién
habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?
Para tener una
vida plenamente bendecida es necesario que caminemos diariamente en la presencia de Dios. David había consolidado
su reino y están en proceso de levantar ciudades y edificios para un mejor
funcionamiento de su gobierno, así como mostrar visiblemente la prosperidad de
su reino. Todo, hasta este punto de su gobierno había salido bien,
especialmente toda la nación se había unido bajo su reinado, y ahora estaba bajo
su autoridad. Solamente le faltaba lo más
importante el arca de Dios. El arca era más que simple objeto religioso, o político
ya que Dios mismo le había ordenado a Moisés construirla y colocarla en el
lugar más santo del tabernáculo, y ahí sobre el arca descendía la misma presencia
de Dios. Tener el arca en Jerusalén declaraba que Dios mismo aprobaba del
reinado de David. "Pondrás el propiciatorio sobre
el arca, por encima; y dentro del arca pondrás el testimonio que yo te daré.
Allí me encontraré contigo, y desde encima del propiciatorio, de en medio de
los querubines que están sobre el arca del testimonio, hablaré contigo de todo
lo que te mande para los hijos de Israel. (Exo. 25:21-22 RVA) También, David quería trasladar el
arca, porque este era el símbolo más poderoso de unidad entre todas las tribus,
y al trasladarlo a la nueva capital; Jerusalén, David estaba ilustrando la
unidad de toda la nación, con la presencia misma de Dios, representada en el
arca. Mas aparta de todo estas cosas de carácter simbólico y político, David
entendía que la bendición de Dios estaba donde estuviera su presencia, esta era
la motivación principal de David. El había recibido noticias de que la familia,
de Obed-Edom estaba siendo bendecida por la presencia del Arca en su casa, así
que se determina traer de nuevo el arca a una tienda o tabernáculo que el
levanto para depositar el Arca de Dios, El
arca de Jehovah se quedó en casa de Obed-edom el geteo durante tres meses. Y
Jehovah bendijo a Obed-edom y a toda su familia. Se le informó al rey David
diciendo: "Jehovah ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que tiene,
a causa del arca de Dios." Entonces David fue e hizo subir con regocijo el
arca de Dios de la casa de Obed-edom a la Ciudad de David. (2Sa 6:11-12
RVA) David quería esa misma bendición para toda la nación, por este motivo quería
traer el arca a la capital de su reino. Esta era la segunda vez que David
intentaba traer la presencia de Dios a su ciudad, porque en la primera ocasión fracaso
porque lo quiso hacer su manera, y el resultado es que tuvo que parar en su
intento. Ahora sabiendo de la bendición que significaba tener el arca en Jerusalén,
sigue las ordenanzas especificas dejadas por Moisés sobre el traslado del arca.
David había aprendido la lección de honra a Dios y su palabra. Esto nos enseña también
a nosotros que para que Dios nos honre con su bendición, debemos de hacerlo a
su manera, no podemos dictarle a Dios que es lo que haga, ni que manipulemos su
presencia. Al igual que en la historia de este día, es necesario seguir lo
establecido por Dios para que su presencia este en nuestros medios. A
diferencia de David, nosotros no tenemos el arca como un símbolo de su
presencia, en nuestras vidas, familias, o congregación, nosotros tenemos la
presencia misma del Espíritu Santo en nuestra vidas, familias, e Iglesia que es
mucho mejor que el arca. Mas al igual que en los días de David los principios
necesarios para que podamos caminar diariamente en su presencia, y por
consiguiente bajo su bendición están delineados en el salmo 15. Ahí tenemos lo
que se necesita para que podamos caminar siempre experimentando su presencia y
su bendición, que lo podríamos resumir diciendo que la presencia de Dios está
en aquellas personas que son integras y que aman a Dios y a su prójimo.
Oración:
- Señor, en este día pedimos que nos des un corazón integro.
- Concedemos vivir de tal manera que te permitamos manifestarte en nuestras vidas,
- Concedemos caminar con la conciencia de que tu gloria nos rodea.