Lectura del día: Job 4:1 a 7:21
Verso Central Job 6:25
Las palabras justas no ofenden, ¡pero vuestros argumentos no prueban nada! (BAD)
Las palabras del
consejo sabio traen descanso y consuelo para la persona que está pasando por
una prueba. Cuando uno pasa por una prueba difícil o terrible, como en el caso
de Job (aunque su prueba es extremadamente terrible), sus pensamientos son contradictorios
y no encuentra las respuestas a su situación. Por un lado, Job quería conocer
la razón de su situación. ¿Por qué me ha venido esta calamidad? ¿He pecado?
¿Qué te he hecho a ti, oh guardián de los hombres? ¿Por qué has hecho de mí tu
blanco, de modo que soy una carga para mí mismo? (Job 7:20) Por otro lado,
el estaba convencido de que Dios mismo le había mandado este castigo, Las
saetas del Todopoderoso me han herido, y mi espíritu absorbe su veneno. ¡Dios
ha enviado sus terrores contra mí! (Job 6:4 BAD) La condición física y
emocional de Job había llegado al límite. Físicamente su condición era
terrible, Mi carne está cubierta de gusanos y de una costra de tierra; mi
piel se endurece y supura. (Job 7:5) Se encontraba en una situación en la
cual lo mejor que le podía pasar era que Dios le concediera la muerte, ¡Preferiría
que me estrangularan a seguir viviendo en este cuerpo! Tengo en poco mi vida;
no quiero vivir para siempre. ¡Déjame en paz, que mi vida no tiene sentido!
(Job 7:15-16 BAD) A pesar de su situación él sigue insistiendo en su justicia,
y aun hasta llega a reclamar a Dios por su condición injusta, Si he
pecado, ¿en qué te afecta, vigilante de los mortales? ¿Por qué te ensañas
conmigo? ¿Acaso te soy una carga? ¿Por qué no me perdonas mis pecados? ¿Por qué
no pasas por alto mi maldad? Un poco más, y yaceré en el polvo; me buscarás,
pero habré dejado de existir.» (Job 7:20-21 BAD)
Job está reaccionando como
muchos reaccionarían ante la misma situación, que aunque no es correcta, pero es comprensible, porque sus sentidos están confundidos por su dolor. Cuando alguien
está pasando por una situación de desgracia, nuestra primera acción debería estar
enfocada en levantar su fe, y darle a ver que Dios está dispuesto a restaurar,
o bendecirle si le busca con todo el corazón. Si conoces a alguien que esté
pasando por problemas toma el lugar del amigo que viene a tomarlo de la mano
para ayudarle a que se levante de su situación.
Por otro lado Elifaz de Teman
hizo todo lo contrario, primero le reclama a Job que se acuerde de sus mismos
consejos que en el pasado él le dio a mucha gente, Tú, que impartías
instrucción a las multitudes y fortalecías las manos decaídas; tú, que con tus
palabras sostenías a los que tropezaban y fortalecías las rodillas que
flaqueaban; ¡ahora que afrontas las calamidades, no las resistes!; ¡te ves
golpeado y te desanimas! (Job 4:3-5 BAD) En segundo lugar le recuerda a Job
que si el esta así es porque es su culpa, ¿No debieras confiar en que temes
a Dios y en que tu conducta es intachable? »Ponte a pensar: ¿Quién siendo
inocente ha perecido? ¿Cuándo se ha destruido a la gente íntegra? (Job
4:6-7 BAD) Su consejo estaba más bien basado en su experiencia humana, que en
la revelación de la palabra, La experiencia me ha enseñado que los que
siembran maldad cosechan desventura. (Job 4:8 BAD) Las palabras y actitudes
de Elifaz muestran una persona que no habla con la sabiduría de Dios y sin la
misericordia de aquel que viene a consolar al amigo que sufre.
Nosotros por el
contrario, necesitamos siempre tomar la actitud que Pablo recomienda a los
Gálatas, Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, vosotros que sois
espirituales debéis restaurarlo con una actitud humilde. Pero que cada cual
tenga cuidado, porque también puede ser tentado. (Gal. 6:1 BAD) En segundo
lugar, cuidemos de hablar conforme a la palabra de Dios, y no de nuestra
experiencia, o de las ideas humanas. Cuando damos palabras influenciadas por el
Espíritu se cumple lo que dice el proverbio, Panal de miel son las palabras
amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo. (Pro 16:24 BAD)
Oración:
- Pedir sabiduría a Dios
para ser su instrumento en traer consuelo al que lo necesita.
- Pedir control de nuestros
pensamientos y lengua al jugar a los demás.
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