Día No 1
Lectura del día: Gen 1:1 - 3:24
Verso Central Génesis
3:4
Pero la serpiente le dijo a la mujer: --No es cierto.
No morirán. (DHH)
No importa cuánto Dios nos
halla bendecido, si permitimos el pecado en nuestras vidas, nos estamos
exponiendo a perderlo todo. En la historia de la creación hay varias palabras
que son resaltadas para darnos una idea de lo glorioso que fue la creación;
“vio Dios que era bueno”, “y los bendijo”, “Dios los unió.” De la nada, del vació, del caos, Dios creó todo lo que existe, La
tierra era un caos total, las tinieblas cubrían el abismo, y el
Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas. (Gen
1:2 BAD) De igual manera Dios hizo con nuestras vidas, antes de conocerle,
nuestras vidas estaban llenas de caos, y de problemas, o había un gran vacío.
En la vida todos hemos experimentado las consecuencias del pecado, ya sea de
nuestras malas decisiones, o aun del pecado de nuestros padres. Algunos venimos
de familias destruidas, otros hemos destruido nuestra propia vida. Quizás
tuvimos un “buen hogar” pero aunque hubiésemos tenido un hogar aparentemente
feliz, sin Jesús, nuestra vida al igual que la creación estaba vacía. Apenas si
podemos imaginar lo glorioso que quedo la creación cuando Dios la termino, el
salmista declara, ¡Oh SEÑOR, Señor nuestro, cuán glorioso es tu
nombre en toda la tierra, que has desplegado tu gloria sobre los cielos!
(Salmo 8:1) Dios puso su gloria en exhibición en la creación. La gloria de toda
la creación es un reflejo de la gloria de nuestro Dios. Es como la luz de la
luna que meramente refleja la luz del sol. Y como "la corona" de su
creación creó al hombre y a la mujer, el mismo salmo declara, Pues lo
hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra; lo
entronizaste sobre la obra de tus manos, ¡todo lo sometiste a su dominio!
(Sal. 8:5-6 BAD) Adán y Eva tenían todo lo que una persona pudiera desear, Dios
le había proveído de un hogar, los había unido en matrimonio, les había dado
una vida abundante, tenían comunión con Dios, ellos estaban libres de
conflictos, no padecían de enfermedades, no tenían problemas matrimoniales, no tenían problemas financieros, tenían una
casa más que confortable. En fin si alguien en alguna ocasión lo tuvo todo,
fueron nuestros primeros padres. Pero si algo resalta la historia de la caída
del hombre son las consecuencias terribles del pecado; El pecado promete mucho,
la serpiente les prometió, Dios sabe muy bien que, cuando comáis de ese
árbol, se os abrirán los ojos y llegaréis a ser como Dios, conocedores del bien
y del mal. (Gen 3:5 BAD) Sin embargo sabemos de antemano que la paga del
pecado es la muerte.
Jamás el pecado nos dará
lo que nos promete, su carnada es solamente eso, una carnada para robarnos todo
lo que el padre bueno nos ha dado. Solamente piensa, ¿Cómo era tu vida antes de
que Jesús morara en ella? ¿Cómo era tu hogar antes de conocerle? ¿Qué cosas
Dios te ha dado ahora que eres su discípulo? ¿Qué milagros Dios ha hecho en tu
vida? Si somos sinceros podemos ver que Dios nos librado de terribles cosas que
había en nuestra vida antes de conocerle, y además nos ha colmado de
bendiciones a manos llenas. Pero a pesar de toda la misericordia que nos ha
mostrado el padre bueno, no olvidemos que al igual que Adán y Eva, estamos
exponiendo a perderlo todo, si le abrimos la puerta de nuestra vida al pecado.
Aun y cuando Dios perdono a Adán y a Eva, el no detuvo las consecuencias del
pecado en nuestros primeros padres. Fueron expulsados del paraíso, y de ahí en
adelante vivieron bajo la terrible influencia del pecado en sus vidas, y aun
toda la creación sufrió por el pecado de ellos. Por este motivo, si bien es
cierto que Dios nos perdona, si nos arrepentimos de todo corazón, eso no
garantiza que las consecuencias de nuestro pecado serán también quitadas. No demos lugar al pecado en nuestras vidas, por el contrario sigamos la instrucción de la palabra de Dios, Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer. No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto. (Rom. 12:1-2) Al igual que nuestros padres nosotros enfrentamos la misma decisión que un día ellos hicieron, seguir la voluntad de Dios, obedeciendo su palabra, o ceder a las tentaciones del pecado y perder todo lo que nuestro padre bueno nos ha dado
Oración:
- Pide al Señor sabiduría para
discernir los ataques "sutiles" del enemigo.
- Consagra diariamente tu
vida en santidad a Dios.
- No des, ni en lo más
mínimo lugar al pecado en tu vidas
- Enfoca tu vida a obedecer la voluntad de tu
Padre que está en los cielos.
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