lunes, 30 de marzo de 2009

Día No 36 Protegidos por la Sangre del Cordero


Lectura del día: Ex.10:1 - 12:51
Verso Central Éxodo 12:23

Cuando el Señor pase por el país para herir de muerte a los egipcios, verá la sangre en el dintel y en los postes de la puerta, y pasará de largo por esa casa. No permitirá el Señor que el ángel exterminador entre en las casas de ustedes y los hiera. (NVI)

Clamar la sangre de Cristo en oración nos protege de los ataques del enemigo. En el libro de Apocalipsis se encuentra la siguiente declaración, Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio; no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte. (Rev. 12:11 NVI) También la Biblia declara, Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. (Ef. 6:12 NVI) Nuestro enemigo principal no son personas, sino que es un enemigo con una naturaleza espiritual y las armas más efectivas en su contra son armas espirituales. 
En el texto de este día encontramos la historia de la primera pascua, la fiesta judía que se celebra en conmemoración de la liberación de la esclavitud de los judíos. Esa noche en Egipto, Dios permitió al ángel de la muerte que visitara la nación de Egipto. Este ángel tenía la autoridad de matar a todos los primogénitos, incluyendo a los animales. Si esta misma situación la viviéramos en nuestros días, probablemente la gente pensaría que estas muertes fueron causadas por algún virus, o una enfermedad nueva, que apareció y ataco a las personas, y que se concentro por casualidad en los primogénitos. Nosotros sabemos que la causa de sus muertes era espiritual, y que un ángel de muerte visito todos los hogares, Convocó entonces Moisés a todos los ancianos israelitas, y les dijo: "Vayan en seguida a sus rebaños, escojan el cordero para sus respectivas familias, y mátenlo para celebrar la Pascua. Tomen luego un manojo de hisopo, mójenlo en la sangre recogida en la palangana, unten de sangre el dintel y los dos postes de la puerta, ¡y no salga ninguno de ustedes de su casa hasta la mañana siguiente! Cuando el Señor pase por el país para herir de muerte a los egipcios, verá la sangre en el dintel y en los postes de la puerta, y pasará de largo por esa casa.  No permitirá el Señor que el ángel exterminador entre en las casas de ustedes y los hiera. (Ex. 12:21-23 NVI) La causa real de la muerte de todos los primogénitos fue que el ángel de la muerte tenía el permiso de matar a todo primogénito. Lo único que lo detendría seria la marca de la sangre del cordero pascual que había sido sacrificado esa noche en la puerta de esa casa. La sangre del cordero, en la puerta representa la promesa de Dios de protección. Era algo físico; la sangre de un cordero sacrificado. Pero tenía efectos espirituales; detuvo al ángel de la muerte. 
Nosotros al igual que los judíos, y los creyentes del libro de Apocalipsis tenemos un arma poderosa en la sangre de Cristo. Al clamar la sangre de Cristo en oración, podemos vencer a nuestro enemigo. Cuando este se levante en nuestra contra podemos “clamar” la sangre de Cristo en nuestros medios, familias, y hogares, para que nuestro enemigo no pueda venir y destruir, o hacernos daño. A diferencia de los judíos en Egipto, nosotros no tenemos que sacrificar un cordero, ni poner en la puerta de nuestras casas, la sangre de ese cordero. Jesús es nuestro cordero pascual que ha sido sacrificado por nuestros pecados, y su sangre nos limpia de todo pecado. En efecto, Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, simple copia del verdadero santuario, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora ante Dios en favor nuestro. Ni entró en el cielo para ofrecerse vez tras vez, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. Si así fuera, Cristo habría tenido que sufrir muchas veces desde la creación del mundo.  Al contrario, ahora, al final de los tiempos, se ha presentado una sola vez y para siempre a fin de acabar con el pecado mediante el sacrificio de sí mismo. (Heb. 9:24-26 NVI) Si el pecado es el arma más eficaz de Satanás para tener acceso a nuestra vida, la sangre de Jesús es suficiente para limpiarnos de nuestros pecados y desarmar al enemigo de sus armas y autoridad en nuestra contra. Fue en la cruz que Jesús derramo su sangre, y fue ahí donde derroto a Satanás. Al confesar la sangre de Cristo estamos reclamando la victoria de Cristo sobre nuestro enemigo. La sangre de Cristo es una de las “armas espirituales” que Dios nos ha dado para vencer al enemigo. Cuando estés siendo atacado por el enemigo, ya sea en tu vida personal, la de tus hijos, o la de tu ministerio, clama la sangre del cordero de Dios a tu favor y en contra del enemigo ya que no podrá tocar a los que han sido “cubiertos” con la sangre del Cordero de Dios.    
Oración:                                                                                                                             

  • Pide al Señor discernimiento sobre los problemas en tu vida, si son ataques del enemigo.
  • Clama la sangre de Cristo en tu vida, familia, o negocios, empleo. 

(para aprender como vivir una vida de Éxito, o para Conocer Mejor a Jesús:
Visite nuestra Iglesia:
715 Brady Ave. Los Ángeles CA 90022
213-977-0905
Servicios domingos: 11:00 am y 2:30 pm)
4dce9-flyerversion2

1 comentario:

Anónimo dijo...

lo que nos puede llevar a un cambio de naturaleza es tener la revelación de la sangre que el Señor Jesús derramo por nosotros, no hay otra manera

Dios quiere derramar de su bendición sobre cada una de nuestras vidas, pero, debemos entender que para llegar a la bendición solo hay una puerta y es la Cruz.

Tomado del libro
El poder de la Sangre de Jesús
del pastor Cesar Castellanos.