lunes, 25 de octubre de 2010

Día No 101 Volviéndonos a Dios con Todo el Corazón

Lectura del día: 1 Sam.6:1 - 9:27

Verso Central: I Samuel 7:6

Cuando los israelitas se reunieron en Mizpa, sacaron agua y la derramaron ante el Señor. También ayunaron durante el día, y públicamente confesaron: "Hemos pecado contra el Señor." Fue en Mizpa donde Samuel comenzó a gobernar a los israelitas. (NVI)

Cuando uno experimenta un verdadero arrepentimiento, y se aparta del error, el favor de Dios regresa a nuestras vidas. La época del ministerio del sacerdote Eli estuvo marcada por la opresión del pueblo de Dios, por los filisteos, producto del ministerio “débil” de Eli, y de la idolatría que Israel practicaba durante ese periodo. Ese fue un tiempo en que la palabra de Dios escaseo, y en la que todo el pueblo adoraba los dioses de los pueblos paganos. Al final de la vida de Eli, la misma arca del testimonio, fue tomada como un trofeo por los filisteos después de propinar una tremenda derrota al pueblo de Israel. Esa época es ilustrada cuando la nuera de Eli da a luz un hijo y le pone por nombre Icabod, nombre que describe la condición que se encontraba el pueblo de Dios, Pero llamó al niño Icabod (Sin gloria) y dijo: "¡Se ha ido la gloria de Israel!" por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido. (1 Sam. 4:21 NBLH) La restauración se inicia cuando Dios de una manera providencial regresa el arca, a Israel. El pueblo la recibe gozosa, porque significaba que la gloria de Dios a su pueblo. Pasaron veinte años y el pueblo se sentía angustiado por la ausencia de Dios. El arca permaneció en Quiriat Yearín durante mucho tiempo. Pasaron veinte años, y todo el pueblo de Israel buscaba con ansiedad al Señor. (1 Sam. 7:2 NVI) En ocasiones uno solamente podrá apreciar la presencia de Dios cuando uno ha dejado de experimentarla y ve las consecuencias de vivir sin la misma. Al ver el “hambre” del pueblo, el profeta Samuel entiende que era el tiempo guiar al pueblo, al arrepentimiento para restaurar el favor de Dios, Por eso Samuel le dijo al pueblo: "Si ustedes desean volverse al Señor de todo corazón, desháganse de los dioses extranjeros y de las imágenes de Astarté. Dedíquense totalmente a servir sólo al Señor, y él los librará del poder de los filisteos." (1 Sam. 7:3 NVI) La razón porque el pueblo de Dios estaba en opresión no era porque los filisteos eran más poderosos que ellos, sino que la causa verdadera era la idolatría del pueblo. El avivamiento no se manifiesta porque necesitamos que Dios nos bendiga, pero hasta que se quiten las causas que provocaron la frialdad espiritual, mientras el pueblo mantuviera en sus corazones a esos dioses, Dios simplemente seguiría permitiendo a los filisteos que los continuaran oprimiendo. Una de las razones porque Dios permite que un cristiano sea oprimido por el enemigo, las circunstancias, o los problemas es para que descubra que hay verdaderamente en su corazón, y para que vea la diferencia entre servir a Dios, o servir a otros dioses. El pueblo estaba “desesperado” por la bendición de Dios, habían probado servir a otros dioses, y se habían dado cuenta que los estaba destruyendo, ahora confesaron públicamente su pecado en oración y ayuno, pidiendo que Dios les concediera el favor de derrotar a sus enemigos. Aunque los filisteos se levantaron a atacar a los judíos, Dios intervino a favor de su pueblo que por primera vez en toda una generación, esto muestra un arrepentimiento sincero, y que estaban clamando a Dios con todo el corazón. Ahora no estaban meramente siguiendo una religión pero habían de verdad regresado a la fe de sus padres, y Dios les había regresado el favor y la bendición que había prometido a sus padres, ahora las historias de los milagros y de las intervenciones milagrosas de Dios a su favor dejaron de ser historias que ocurrieron en “otros tiempo” pero el Dios de los sobrenatural ahora estaba obrando de una manera poderosa, derrotando a sus enemigos, y librándolos de su opresión. Ninguno de nosotros verdaderamente experimentara el favor de Dios, y la libertad de un hijo de Dios, hasta que nos deshagamos de todo otro dios falso que atesoremos en nuestros corazones y sirvamos en verdad y de corazón a nuestro Dios. Durante toda la vida de Samuel, el Señor manifestó su poder sobre los filisteos. Éstos fueron subyugados por los israelitas y no volvieron a invadir su territorio. Fue así como los israelitas recuperaron las ciudades que los filisteos habían capturado anteriormente, desde Ecrón hasta Gat, y libraron todo ese territorio del dominio de los filisteos. También hubo paz entre Israel y los amorreos. (1 Sam. 7:13-14 NVI) por primera vez en toda una generación Dios comenzó a gobernar en medio de su pueblo.

Oración:

• Pidamos a Dios que nos muestre si hay “otros dioses” en nuestros corazones

• Volvamos al Señor en todas las áreas de nuestra vida.

• Clamemos para que su poder se manifiesta en nuestras vidas, nuestros enemigos sean derrotados.

lunes, 11 de octubre de 2010

Día No 100 Cruzando la Línea del Juicio de Dios

Lectura del día: Jue. 16:23-31; 1 Sam 2:22- 5:12

Verso Central I Samuel 2:30
"Por cuanto has hecho esto, de ninguna manera permitiré que tus parientes me sirvan, aun cuando yo había prometido que toda tu familia, tanto tus antepasados como tus descendientes, me servirían siempre. Yo, el Señor, Dios de Israel, lo afirmo. Yo honro a los que me honran, y humillo a los que me desprecian. (NVI)


Resistir el llamado de Dios al arrepentimiento produce en nosotros un corazón cerrado al juicio de Dios. En ocasiones también, produce una actitud de resignación a las consecuencias de nuestro pecado. En el caso de Eli, pareciera que en vez de que el sacerdote tomara cartas en el asunto y confrontara a sus hijos por su conducta, y dejara de tolerarlos, simplemente se resigna a las consecuencias terribles que la conducta de sus hijos traería sobre su familia. Si permito que alguno de los tuyos continúe sirviendo en mi altar, será para empañarte de lágrimas los ojos y abatirte el alma; todos tus descendientes morirán en la flor de la vida. (1 Sam. 2:33 NVI) Su actitud no era de sometimiento a la voluntad de Dios, si no que era el resultado de constantemente cerrar su corazón a las advertencias de Dios. Existe una línea que se “cruza” que rebasa los límites de la gracia y misericordia de Dios, que lleva a Dios a “soltar” o dejar de intentar restaurar a una persona. En otras palabras, Dios se da por "vencido" y simplemente deja que la persona reciba el fruto de todos sus actos. Si alguien peca contra otra persona, Dios le servirá de árbitro; pero si peca contra el Señor, ¿quién podrá interceder por él?" No obstante, ellos no le hicieron caso a la advertencia de su padre, pues la voluntad del Señor era quitarles la vida. (1Sa 2:25 NVI) No era que deseaba quitarles la vida, porque este era su plan original para la vida de estos jóvenes, pero como no ocurre nada sin que sea su voluntad, el simplemente “permitió” o le “dio luz verde” para que recibieran el pago de su pecado; la muerte. Ninguno de nosotros, podemos saber cuándo es que una persona ha cruzado esta línea con Dios. En ocasiones la palabra de Dios nos muestra como algunas personas hicieron cosas terribles, peores aun que las que los hijos de Eli hicieron, pero Dios sigue mostrando su misericordia. Algunos por otro lado experimentaron el juicio de Dios por cosas más sencillas. Aquí es donde entramos en el “territorio” exclusivo de Dios, donde el determina en su voluntad lo que él desea hacer. No es que Dios no hace nada para salvar a las personas del juicio a que están dirigiendo sus vidas, Ya le dije que por la maldad de sus hijos he condenado a su familia para siempre; él sabía que estaban blasfemando contra Dios y, sin embargo, no los refrenó. Por lo tanto, hago este juramento en contra de su familia: ¡Ningún sacrificio ni ofrenda podrá expiar jamás el pecado de la familia de Elí! (1 Sam. 3:13-14 NVI) En este caso especifico, ¿Cómo puede Dios perdonar a quien no desea su perdon? Ellos ni siquiera dieron la más mínima muestra de querer cambiar. Por otro lado, la disciplina, permisiva de su padre formo en el corazón de sus hijos una actitud de irreverencia al llamado de Dios en sus vidas. La actitud correcta para nosotros, es que en todo momento debemos ser sensibles a la palabra de Dios, debemos ser abiertos a la dirección del Espíritu Santo que nos llama al arrepentimiento, o que nos muestra su voluntad, o que nos pide que cambiemos el curso de nuestra vida. ¡Señor, abre mis ojos a mis errores, enséñame a ver mis caminos, y muéstrame si hay error en ellos!

Oración:

• Pedir un corazón “abierto” para recibir su corrección.

• Pedir que abra nuestros ojos para que podamos ver nuestra verdadera condición

• Pedir a Dios que nos dé un espíritu de arrepentimiento.