lunes, 15 de diciembre de 2008

Día No 22, La Cosecha Abundante de la Obediencia


Lectura del día: Gen.25:1-4; 1 Cron. 1:32-34; Gen 25:5-6; 1 Cron. 1:34; Gen. 25:19-26; Gen 25:7-11; Gen 25: 27-26:35
Verso Central Génesis 26:12

Isaac sembró en aquella región, y ese año cosechó al ciento por uno, porque el Señor lo había bendecido. (BAD)

Sera más bendecido, el obediente en tiempos de escases, que el desobediente en tiempos de abundancia. Aun cuando la economía esté pasando por tiempos de escasez (desempleo, recesiones, poco trabajo, etc.) seremos más bendecidos si obedecemos la palabra de Dios, que el desobediente en tiempos de abundancia. El capitulo 26 describe en forma resumida la vida de Isaac, en el mismo se ven varias similitudes a la de su padre Abraham. El capitulo comienza diciéndonos acerca del hambre que había en la tierra. La intención de Isaac era la de ir a Egipto y escapar del hambre y la necesidad que había venido a Canaán. Isaac estaba a punto de tomar esta decisión, cuando Dios se le aparece y le cambia los planes. Dios renueva el pacto que había hecho con su padre Abraham y le pide que se quede en esa tierra, y que no descendiera a Egipto. Canaán era la tierra de la promesa.
Nuevamente como vimos en el comentario anterior andar por fe no es asunto de lógica humana. No se trata de tomar decisiones porque desde nuestro punto de vista es lo que más nos conviene. Desde el punto de vista humano, la tierra que Dios le pedía que se quedara estaba pasando por hambre, escasez, la decisión lógica sería la de salir de esa tierra e ir a la tierra de abundancia, a Egipto. Pero la promesa de Dios estaba en Canaán no en Egipto. Egipto representa la prosperidad material fuera de la voluntad de Dios, mientras que Canaán representa la tierra de la promesa de Dios. Isaac obedeció la voz de Dios cuando le dijo, Reside en esta tierra y yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré contigo el juramento que juré a tu padre Abraham. Y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, porque Abraham me obedeció, y guardó mi ordenanza, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes. Habitó, pues, Isaac en Gerar. (Gen 26:3-6) Notemos que Dios mismo pone el énfasis en la obediencia de Abraham a su palabra, como la razón por la cual Dios lo bendijo. Esto no es asunto de que Dios es bueno con unos y se olvida de otros, es asunto de obedecer su palabra, si es que queremos su favor en nuestras vidas. (v.5) la obediencia siempre producirá bendición de Dios. Isaac no solamente se quedo en la tierra, pero en un acto de fe y obediencia decide sembrar en esa tierra de la promesa. Esta es una siembra “profética” que provoco cambios en el mundo natural, porque desde el punto de vista humano era el peor tiempo para sembrar. En vez de haber sembrado, se hubiera quedado con la semilla. Pero su siembra cancelo en su vida, el hambre y la escasez que había en la tierra. Isaac demuestra que él había creído la promesa de Dios, ya que el acto de sembrar está acompañado por la expectativa de estar esperando con fe la cosecha. El resultado fue tremendo, veamos como lo describe la escritura, Isaac sembró en aquella región, y ese año cosechó al ciento por uno, porque el Señor lo había bendecido. Así Isaac fue acumulando riquezas, hasta que llegó a ser muy rico. (Gen 26:12-13 BAD)
La lección que aprendemos es que entre más grande sea la necesidad, es cuando más debemos de actuar por fe. Como vemos, fue ahí en la tierra que estaba pasando por crisis económica, donde Dios bendijo y prospero grandemente a Isaac. Aquellos que siguen a Jesús no dependen de las circunstancias, de la geografía, ni de la condición de la economía para ser bendecidos. Esto es lo que necesitamos para ser bendecidos aun en tiempo de escasees: 
En primer lugar, necesitamos escuchar su voz, y luego actuar en fe, obedeciendo su voz. ¡Es de suma importancia entender cuál es la voluntad de Jesús para nuestras vidas! Porque de eso dependerá las decisiones que debemos de tomar en cualquier área de nuestra vida. En segundo lugar, nuestra espera no debe de ser pasiva, sino activa; Isaac sembró en esa tierra.

  • ¿Qué cosas Dios quiere que tu siembres? (tu tiempo, tu talento, y tu tesoro)
  • ¿Cómo demostraras tu fe en la promesa de Dios? 
  • ¿Qué cosas prácticas y sencillas deben comenzar a hacer? 
  • ¿Qué actitudes debes cambiar? 
  • ¡Examina los lugares y personas donde estas sembrando si son buena tierra! 
El lugar más productivo para sembrar, es la visión de Dios para nuestras vidas, ahí Dios espera que como el grano de trigo te siembres a ti mismo, siembra tus sueños, anhelos, todo tu ser, porque esa será la única forma que tu vida cumplirá su propósito. ¡Al que siembra su vida misma, Dios le dará una cosecha que será del ciento por uno, y la multiforme bendición de Dios te seguirá todos los días de tu vida!

Oración:
• Renovar el compromiso de sembrar nuestra vida en sus propósitos.
• Renunciar a todo lo que estorbe para que su propósito se cumpla en nuestra vida.

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