martes, 9 de noviembre de 2010

Día No 102 Siendo Totalmente Libres

 Lectura del día:        1 Samuel 10:1 - 13:22
Verso Central           1 Samuel 10:22

De modo que volvieron a consultar al Señor: ¿Ha venido aquí ese hombre? Sí respondió el Señor, pero se ha escondido entre el equipaje. (NVI)

La Condición del corazón determina nuestro futuro. Si no dejamos que Dios continúe obrando en nuestras vidas, y permitimos que las “ataduras” de nuestra vida sigan, tarde o temprano estas serán la causa de nuestro fracaso. La vida de Saúl ilustra perfectamente esta verdad. Este hombre fue una persona llena de contradicciones, Dios lo escogió para ser rey, Entonces Samuel tomó un frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Luego lo besó y le dijo: ¡Es el Señor quien te ha ungido para que gobiernes a su pueblo! (1 Sam. 10:1 NVI) Le dio privilegios que nadie tenía, Saúl seria el Rey con el poder y autoridad absoluta sobre toda la nación. Estuvo con él desde el principio, experimentado el poder y la presencia de Dios,  "De ahí llegarás a Guibeá de Dios, donde hay una guarnición filistea. Al entrar en la ciudad te encontrarás con un grupo de profetas que bajan del santuario en el cerro. Vendrán profetizando, precedidos por músicos que tocan liras, panderetas, flautas y arpas. Entonces el Espíritu del Señor vendrá sobre ti con poder, y tú profetizarás con ellos y serás una nueva persona. (1 Sam. 10:5-6 NVI) Desde el momento de su unción como rey, Dios le dio la bendición de ser dirigido por su Espíritu, Cuando se cumplan estas señales que has recibido, podrás hacer todo lo que esté a tu alcance, pues Dios estará contigo. (1 Sam. 10:7 NVI) Además de todo esto, Dios le permitió nacer en una familia respetada y le dio cualidades físicas que lo hacían destacar por encima de todos los demás, era lo que nosotros diríamos una persona con cualidades naturales de líder, Había un hombre de la tribu de Benjamín, muy respetado, cuyo nombre era Quis hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, también benjaminita. Quis tenía un hijo llamado Saúl, que era buen mozo y apuesto como ningún otro israelita, tan alto que los demás apenas le llegaban al hombro. (1 Sam. 9:1-2 NVI) El problema de Saúl, era que aunque tenía todas estas cualidades, el siempre tenía problemas con el temor, la inseguridad personal, producto de una autoestima muy baja. Al final estas cosas lo llevaron al fracaso. Desde el principio que somos introducidos a la vida de Saúl podemos ver estas “ataduras” en su carácter. Después de haber experimentado varias cosas sobrenaturales que confirmaban el llamado y la nueva posición que tenia, cuando su tío le pregunta qué es lo que había pasado, le cuenta todo excepto que ahora había sido ungido como rey, nos aseguró que ya habían encontrado las burras. Sin embargo, Saúl no le contó a su tío lo que Samuel le había dicho acerca del reino. (1 Sam. 10:16 NVI) Nada de lo demás era tan importante, como el hecho de que ahora ya no era únicamente un siervo de su padre que estaba buscando unas burras, ahora él era el Rey de Israel. Saúl no se atrevía a declarar lo que Dios había hecho con él. Esto nos muestra su inseguridad como persona. Otra muestra lo da, cuando Samuel lo quiere introducir al pueblo como el rey, en medio de todo lo que Samuel estaba delante del pueblo declarando, invita a Saúl para ser presentado y Saúl estaba escondido, de modo que volvieron a consultar al Señor: ¿Ha venido aquí ese hombre? Sí respondió el Señor, pero se ha escondido entre el equipaje. (1 Sam. 10:22 NVI) Otros veían sus cualidades fiscas, pero él se sentía “pequeño” de corazón, Fueron corriendo y lo sacaron de allí. Y cuando Saúl se puso en medio de la gente, vieron que era tan alto que nadie le llegaba al hombro. Dijo entonces Samuel a todo el pueblo: ¡Miren al hombre que el Señor ha escogido! ¡No hay nadie como él en todo el pueblo! ¡Viva el rey! exclamaron todos. (1 Sam. 10:23-24 NVI) No sabemos que causo esta condición en la vida de Saúl. Pero sería bueno recordar que el era de la tribu de Benjamín, y si leemos el capítulo 20 de Jueces nos damos cuenta que la tribu de benjamín casi desaparece porque las demás tribus le hicieron la guerra por un acto de pecado terrible que la gente de Benjamín hicieron con un hombre y su concubina. Solamente la misericordia de Dios no permitió que esta tribu desapareciera. Esta tribu era considerada como inferior, llena de ataduras, y de pecado, probablemente vivían en una gran pobreza como producto de que las demás tribus destruyeron totalmente la economía, y las familias. Sea cual fuera la razón, el punto que vemos en la vida de Saúl es que él asumió el trono de Israel, con muchos problemas en su corazón que jamás permitió que Dios cambiara. Exteriormente él era el Rey, pero en el corazón nunca dejo de ser pequeño e insignificante. Nosotros podemos experimentar todas las bendiciones de Dios en la vida, pero si no dejamos que su amor y gracia cambien nuestro interior, y nos libren de los argumentos o ataduras que tenemos, tarde o temprano serán la causa de nuestro fracaso.
Oración:
  • Pedir a Dios que nos muestre las cosas malas que hay en nuestro corazón
  • Pedir por un corazón sincero y abierto que nos permita ver todo lo que nos pudiera causar problemas en el futuro.