lunes, 31 de octubre de 2011

Dios se Convirtió en su Adversario


Día No 114                           Hora:       _______                                                       

Lectura del día: Salmo 69:1-36; 86:1-17; 131:1-3; 1 Sam 28:3-25
Verso Central           1 Samuel 28:16

Entonces Samuel dijo: —¿Para qué me preguntas a mí, puesto que Jehovah se ha apartado de ti y se ha vuelto tu adversario? (RVA)



Cuando una persona se aleja de Dios, y persevera en su pecado llegara el momento en que Dios dejara de buscar su arrepentimiento, y se convertirá en su adversario. Esas fueron las palabras que Samuel le dijo a Saúl. No creo que exista una condición más terrible que esa. La mayoría de nosotros conocemos a Dios como nuestro amante salvador, pero cuando cerramos nuestro corazón por causa del pecado, se convertirá en el juez que dictara la sentencia en nuestra contra. Por más de 40 años Dios había estado con Saúl y lo había bendecido. Desde el comienzo de su reinado Dios le había dado privilegios tremendos que requerían la sabiduría y el carácter de una persona que está influenciada por Espíritu de Dios. En el caso de Saúl, a pesar de las muchas oportunidades, y de los aparentes momentos en que reconocía sus errores, a final Saúl siempre terminaba olvidándose de sus buenas intenciones, y hacia lo que desagradaba a Dios. Ahora había llegado el momento en su vida, que Dios se había convertido en su enemigo. En este pasaje que leímos tenemos los días finales de su vida. En estos momentos el pueblo filisteo se levanta en su contra y venían a atacarlo. Ahora Saúl, no puede depender del profeta Samuel, porque este había muerto. Lamentablemente, Samuel era la única conexión que tenia con Dios, porque nunca se preocupo por el mismo de buscar a Dios. Así que al morir Samuel, y al estar enfrentando una situación de guerra, Saúl se lleno de temor, y empezó a cometer los mismos errores que había cometida durante toda su vida. En primer lugar sus reacciones son el producto del temor que le tenía a sus enemigos, Al ver Saúl el campamento de los filisteos, se atemorizó, y su corazón se estremeció en gran manera. (1 Sam. 28:5 RVA) Segundo, en su temor busca a Dios, pero solamente por la necesidad del momento, no lo busco en ningún momento porque deseaba restablecer su relación con El, o porque quería que Dios le perdonara. Así que lo busco por los diferentes medios rituales que tenia a sus disposición. Dios no le escucho, porque ya lo había rechazado. Entonces Saúl consultó a Jehovah, pero Jehovah no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por los profetas. (1 Sam. 28:6 RVA) Por último , en su desesperación, lo único que se le ocurrió era buscar la ayuda de los adivinos y hechiceros, los cuales el mismo había expulsado del país. Saúl es el tipo de persona que busca a Dios porque tiene una necesidad, y si no encuentra una respuesta, lo mismo le da buscar esa solución en Dios que en cualquier otra cosa, aun cuando se trate de lo que Dios más aborrece. Este es el tipo de persona para quien los fines justifican los medios. Las palabras de Samuel declaran la determinación de Dios, de terminar de una vez, con la vida de este hombre que tuvo todo para ser un gran rey, pero que nunca adquirió sabiduría para usar correctamente todo lo que Dios le había confiado. No importa cuánto Dios nos dé, si no le buscamos y le pedimos que nos ayude a servirle con sabiduría, tarde o temprano cometeremos los mismos errores que trajeron el fracaso a la vida de Saúl y de toda su familia. Entonces Samuel dijo: —¿Para qué me preguntas a mí, puesto que Jehovah se ha apartado de ti y se ha vuelto tu adversario? Jehovah ha hecho lo que dijo por medio de mí, pues Jehovah ha quitado el reino de tu mano y lo ha dado a tu prójimo, a David; porque no obedeciste la voz de Jehovah ni ejecutaste el ardor de su ira contra Amalec. Por eso Jehovah te ha hecho esto hoy. Además, Jehovah entregará a Israel y también a ti en mano de los filisteos. Mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos. Jehovah entregará también el ejército de Israel en mano de los filisteos. (1 Sam. 28:16-19 RVA) Pedir al Señor que ante todo nos dé un corazón abierto a su Espíritu, para que obre en nosotros de tal manera que cumplamos sus propósitos.
Oración:
  • Pedirle a Dios que nos de la sabiduría para ser buen administrador de todos los recursos y talentos que nos ha confiado.
  • Someterse a la dirección y formación del Espíritu y la palabra para alcanzar la madures de la posición que Dios nos ha confiado; Padre, líder, pastor, o su discípulo.
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lunes, 10 de octubre de 2011

El Dios de la Promesa


Día No 113                                                                         

Lectura del día:        Sal. 31:1-24; 1 Sam 27:1-12; 1 Cron.12:1-7; Sal. 56:1-13; 1 Sam.28:1-2; 29:1-11; 1 Cron.12:19-22; Salm.40:1-17
Verso Central           Salmo 31:5

En tus manos encomiendo mi espíritu; líbrame, Señor, Dios de la verdad. (NVI)

Dios es fiel a sus promesas, cuando El ha prometido algo siempre lo cumple, no dejes que las circunstancia de la vida te roben la fe. ¿Por qué será que cuando una persona recibe una promesa de Dios pareciera que con la promesa viene la persecución, o que en vez del cumplimiento de la misma, experimentamos pruebas, que nos hacen dudar de la promesa? En ocasiones estas pruebas nos ponen en duda si vale la pena seguir esperando la promesa. Veamos la vida de David, en los pasajes de este día, vemos a una persona que recibió una promesa. Ahora esta promesa, no fue cualquier cosa, se trataba de que el seria el próximo rey de Israel, y que Dios le quitaría el trono a la familia de Saúl y se lo entregaría a David. Si nos ponemos a pensar en términos modernos lo que esto significa, sería como compararlo a que una persona que no tenía experiencia en la política, ni en el gobierno, y fuera elegido para ser el presidente de un país, pero más que presidente, sería el rey, con el poder y autoridad absolutos. Como hemos estado leyendo en los últimos días el camino inicial de la promesa, al cumplimiento de la misma, contiene pruebas, momentos de dudas, y en momentos parecer que no tiene sentido lo que Dios nos prometió. En este día, leímos que David se dio por vencido, y se fue a vivir al país de los filisteos, y se puso bajo la autoridad de un rey filisteo. ¿Cómo podemos reconciliar el que Dios nos dé una promesa o nos llame a cumplir su propósito y al creerle enfrentemos toda clase de oposición? Creo que todo dependerá de cómo veamos las cosas; si las vemos con nuestros ojos, solamente veremos lo que está enfrente, y las dificultades que enfrentamos, porque somos dados a tener una vista muy corta y centrada en lo del momento. Por otro lado si lo pudiéramos desde el punto de vista de Dios, veríamos un cuadro más completo, no solamente el presente, pero el futuro, además entenderíamos que una cosa es que Dios, en su gracia nos llame, y nos dé una promesa, o nos muestre su propósito para nuestras vidas, el cual en todas las ocasiones no es el producto de nuestro merito, si no de su gracia y otra es que estemos listos para cumplirla. Al observar la vida de David, descubrimos el mismo trato de Dios para nuestras vidas, aunque su llamado puede ser muy diferente al nuestro, el trato de Dios con sus hijos es similar. Al ver la vida de David comenzamos a ver que las cosas que David enfrento no fueron únicamente obstáculos, problemas o malos entendidos con su suegro, pero todas las cosas que David experimento fueron herramientas para preparar a David para el cumplimiento de su promesa, cuando estuviera en el trono. Durante el tiempo de la prueba, Dios no estaba ausente de la vida de David, pero es precisamente ahí que Dios estaba obrando en su vida. Sé que es más fácil ver esto en la vida de los demás, especialmente cuando lo leemos en las páginas de la Biblia, y es otra cosa cuando el actor principal de la historia somos nosotros, y estamos en medio de un problema o dificultad en nuestro deseo de hacer su voluntad. ¿Cuál sería la actitud correcta que deberíamos tener ante esta situación? La respuesta la tenemos en la vida de David, aunque sin lugar a dudas, el no fue una persona perfecta, pero en su vida encontramos lo necesario para que también nosotros, avanzamos de la promesa, al cumplimiento de la misma. Cuando se sitio solo, perseguido, y sin respuesta a su problema, David clamo a Dios, y le abrió su corazón, Inclina a mí tu oído, y acude pronto a socorrerme. Sé tú mi roca protectora, la fortaleza de mi salvación. (Sal. 31:2 NVI) Abra su corazón y clame a Dios de igual manera. David nunca dudo por mucho tiempo de que su vida estaba en las manos de Dios, Me alegro y me regocijo en tu amor, porque tú has visto mi aflicción y conoces las angustias de mi alma. (Sal. 31:7 NVI) David sabía que no importaba que ocurriera su vida estaba en las manos de Dios, esa era su seguridad, Pero yo, Señor, en ti confío, y digo: "Tú eres mi Dios."  (15)  Mi vida entera está en tus manos; líbrame de mis enemigos y perseguidores. (Sal. 31:14-15 NVI) Quizás no sean palabras de fe, o de una seguridad absoluta, pero en medio de todo lo que ocurría a su alrededor, David siempre se refugió en el Dios que él había dado la promesa, En tus manos encomiendo mi espíritu; líbrame, Señor, Dios de la verdad. (Sal. 31:5 NVI) Refugie su vida en el Dios de la promesa. ¡Amén!
Oración:
·  En este día, abre mi corazón y te declaro cada cosa que está en el, se que ya lo sabes, tu sabes cuál es la condición de mi vida, y las cosas que estoy pasando pero hoy me refugio en ti, tu eres mi esperanza, y mi seguridad. Mi vida está en tus manos, ¡Amén!

martes, 27 de septiembre de 2011

La Bendición del Sometimiento a la Autoridad


Día No 112                           
Lectura del día:        2 Sam 22:1-51; Sal.14:1-7; Sal.53:1-6, 1 Sam 26:1-25
Verso Central           1 Samuel 26:25

¡Bendito seas, David, hijo mío! respondió Saúl. Tú harás grandes cosas, y en todo triunfarás. Luego David siguió su camino, y Saúl regresó a su palacio. (NVI)

La actitud que tengamos ante nuestras autoridades y como reaccionamos ante sus actitudes y actos hacia nosotros determinaran si se cumple el propósito de Dios en nuestras vidas. David había sido ungido como rey sobre la nación judía, pero todavía faltaba mucho tiempo para llegar a tener esa posición. Durante el tiempo de espera desde la promesa de Dios hasta que se sentara en el trono, David tuvo que pasara varias pruebas, pero hay dos que la lectura de este día nos muestra. En primer lugar, David entendió el origen de la autoridad que el mismo había recibido no venía del hombre, ni de Saúl, ni de sí mismo, esa posición de rey, venia de Dios. En segundo lugar, esa autoridad debería de ejercerla con respeto, debería de cuidar su corazón, y no debería de guardar rencor, ni abusar de su autoridad. Veamos como David mostro su sometimiento a la autoridad de Dios. En el pasaje de hoy, David tuvo la oportunidad de terminar con la vida del rey Saúl, pero ante esta oportunidad el no levanto su mano en contra de la persona que lo perseguía porque entendía que esta persona tenia la autoridad y la unción de Dios, y al hacerlo en última instancia estaba levantando su mano en contra de la autoridad de Dios, estas fueron las palabras de David, Hoy ha puesto Dios en tus manos a tu enemigo le dijo Abisay a David. Déjame matarlo. De un solo golpe de lanza lo dejaré clavado en el suelo. ¡Y no tendré que rematarlo! ¡No lo mates! exclamó David. ¿Quién puede impunemente alzar la mano contra el ungido del Señor? (1 Samuel 26:8-9 NVI) David entendía que la vida de Saúl estaba en las manos de Dios, y que a él solamente le quedaba respetar la posición de Saúl, y esperar que Dios se encargara de cumplir su propósito en su vida. Si David hubiera levantado su mano en contra de Saúl, no solamente se convertiría en un asesino, pero quedaría descalificado de tener la autoridad para reinar, porque la estaría obteniendo por su propia cuenta, en vez de esperar a que Dios se la entregare. La verdadera prueba de que David estaba listo de recibir la autoridad se demuestra en que no la quería obtener por cualquier medio posible, pero estaba dispuesto a espera en Dios, todo deseo de venganza o deseo de tomar por el mismo esa posición estaba fuera de la vida de David,  Y añadió: Tan cierto como que el Señor vive, que él mismo lo herirá. O le llegará la hora de morir, o caerá en batalla. En cuanto a mí, ¡que el Señor me libre de alzar la mano contra su ungido! Sólo toma la lanza y el jarro de agua que están a su cabecera, y vámonos de aquí. (1 Samuel 26:10-11 NVI) Además su actitud al apelar a Saúl después de que le muestra que había estado en su tienda y que había tenido la oportunidad de matarlo no es una de menosprecio, ante un rey y su ejército que al estar dormidos habían permitido que la vida del ungido de Dios estuviera a disposición de David. Por el contrario David muestra verdadera preocupación por el bienestar del que lo perseguía, y muestra una actitud de humildad ante la autoridad y posición de Saúl. Lo más tremendo de esta historia es como termina este encuentro entre David y Saúl; Saúl termina bendiciendo la vida de David, y al ser este la autoridad sobre David, sus palabras tenían un peso enorme. Cuando nuestra autoridad declara palabras de bendición sobre nuestras vidas, estas tienen el peso de quien habla con la autoridad de Dios sobre nuestras vidas, así que en vez de maldición, David recibió la bendición de Dios a través de la vida del rey Saúl. —¡Bendito seas, David, hijo mío! —respondió Saúl—. Tú harás grandes cosas, y en todo triunfarás. Luego David siguió su camino, y Saúl regresó a su palacio. (1Sa 26:25 NVI 1999) Todo esto fue posible porque David mostro una actitud correcta ante su autoridad, y porque no permitió que el deseo de venganza controlara sus acciones. David confiaba en que Dios le había dado la promesa y la unción y que él se encargaría de cumplir su propósito en el.

Oración:
  • Da gracias a Dios por tener un plan perfecto para tu vida
  • Dar gracias por las habilidades, visión, y pasión para servirle.
  • Pedirá Dios que te ayude a tener un corazón integro ante él y los hombres
  • Pide a Dios que te de un corazón sometido ante su autoridad delegada.
  • Rechazar de nuestra vida todo sentir de venganza resentimiento.

lunes, 12 de septiembre de 2011

La Fortaleza del Señor para el Integro


Día No 111  
Lectura del día:        1 Sam 25:1-44; Sal.18:1-50
Verso Central           Salmo 18:2

El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite! (NVI)

La imagen o concepto que tengas de Dios así como tu relación con el determinara el éxito o fracaso en tu vida. David no tuvo éxito porque fue un buen soldado, o un genio militar, mucho menos porque tuvo suerte y las circunstancias le ayudaron a sobresalir a todos sus problemas. La razón porque David tuvo éxito fue porque el tenia una imagen  clara de Dios como el todopoderoso, pero además tenía la convicción que Dios, estaba pronto a escuchar el clamor de sus hijos. Veamos las palabras que David usa para describir su relación con Dios, ¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía! El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva,  ¡mi más alto escondite! (Salmo 18:1-2 NVI) David amaba al Señor con todo su Corazón y no solamente en este salmo expresa su amor por su Dios, si no que muchos de los salmos el expresa ese mismo amor y su profunda relación personal que tenia con Dios. Pero además David tenía una clara imagen que usa vívidamente en este segundo verso del salmo 18, David usa varias palabras que denotan seguridad, protección, y confianza en un dios todopoderoso. El recuenta su condición durante los años en que estuvo en el desierto que le sirvieron para cimentar su fe férrea en el Señor, si bien no fueron tiempos fáciles, y en ocasiones “sentía” que no llegaba el fin de su sufrimiento, con todo el vio la mano de Dios en su vida y pudo experimentar que al clamar a Dios recibió la ayuda oportuna, Los lazos de la muerte me envolvieron; los torrentes destructores me abrumaron. Me enredaron los lazos del sepulcro, y me encontré ante las trampas de la muerte. En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos! (Salmo 18:4-6 NVI) David da rienda suelta a su corazón al describir el poder de Dios en respuesta a su clamor, usando el poder de la fuerza de la naturaleza, para describir el poder de Dios, (vs.7-15)  David entendía que Dios lo había rescatado porque en medio de toda las cosas que David sufrió, acusaciones falsas, persecuciones, mentiras, el mantuvo su integridad, y se mantuvo confiando en el Señor en todo momento, El Señor me ha pagado conforme a mi justicia; me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos, pues he andado en los caminos del Señor; no he cometido mal alguno ni me he apartado de mi Dios. (Salmo 18:20-21 NVI) Claramente David sabia que mas que todas las cosas Dios bendice a las personas que sean integras, El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia, conforme a la limpieza de mis manos. Tú eres fiel con quien es fiel, e irreprochable con quien es irreprochable; (Salmo 18:24-25 NVI) No solamente David fue rescatado por el Señor, pero adema le dio habilidad de pelear su batallas y de convertirlo en un conquistador, Tú me armaste de valor para el combate; bajo mi planta sometiste a los rebeldes. Hiciste retroceder a mis enemigos, y así exterminé a los que me odiaban. (Salmo 18:39-40 NVI) Estas dos cosas, son las que mejor describen la fe de David, Una relación profunda y genuina con Dios, amor por el Señor y su propósito, y una experiencia personal del poder de Dios en toda situación en su vida. La fe de David no tuvo su origen en libros o leyes, o experiencias de otros, sino que se forjo en la vida diaria, y en su deseo de agradar a Dios en todo lo que hacía. ¡Señor Dios mi ayúdame a conocerte este mas de una manera más profunda!
Oración:
  • Señor te adoro por todo lo que tú significas en mi vida.
  • En este día dame una imagen más clara de tu poder y gloria.
  • Muéstrame tu poder y gloria en las vivencias de mi vida este día.
  • Ayúdame a caminar en este día en integridad para que me concedas tu favor en medio de toda circunstancia. ¡Amén! 

lunes, 29 de agosto de 2011

Día No 110 Dios es Nuestro Refugio


Lectura del día:        Sal.7:1-17; 35:1-28; 57:1-11; 142:1-7
Verso Central           Salmo 142:5

A ti, Señor, te pido ayuda; a ti te digo: "Tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes." (NVI)

En el momento de la prueba, nuestro recurso más seguro es clamar a Dios con todo nuestro corazón. Muchas veces cuando pasamos por pruebas, crisis, dificultades, o decisiones, buscamos con nuestras propias fuerzas salir adelante, o encontrar la salida a nuestra situación, esto es bueno, porque nunca debemos de tener una actitud pasiva ante los problemas, pero en ocasiones enfrentamos cosas que van más allá de nuestras habilidades, y nos damos cuenta que nuestro verdadero recurso y refugio es Dios. Aunque lo correcto sería que buscaremos a Dios en primer lugar en todo tiempo. Por varios años, David se había sufrido la persecución de su suegro y ahora había llegado un momento en su vida en la cual había permitido que el temor y la desesperanza se apoderaran de sus pensamientos, y por lo tanto vida, sus palabras reflejan la condición de su corazón. El no veía la solución a su situación, ya que no había sido solamente una ocasión, si no que la persecución de su suegro había durado por varios años, y durante el tiempo que escribió estos salmos que leímos, se había intensificado a grado de que David estaba perdiendo la confianza en Dios ante las amenazas del Rey Saúl, veamos la palabras de David, De mí se ríen a carcajadas, y exclaman: "¡Miren en lo que vino a parar!" Señor, tú has visto todo esto; no te quedes callado. ¡Señor, no te alejes de mí! ¡Despierta, Dios mío, levántate! ¡Hazme justicia, Señor, defiéndeme! Júzgame según tú justicia, Señor mi Dios; no dejes que se burlen de mí. (Salmo 35:21-24 NVI) En varias ocasiones  David había tenido la oportunidad de acabar con su problema matando a su suegro, ya que en 2 ocasiones había estado a su disposición y fácilmente lo hubiera matado acabando con su problema, pero David entendía que esa no era la solución, porque estaría matando a quien Dios había ungido como rey sobre la nación, y no habría manera de justificarse ante Dios, a pesar de que Saúl era un mal rey. David no podía vencer el mal con el mal, su recurso al igual que el nuestro es Dios y su justicia. David entendía que su única solución era refugiarse en Dios, ¡Sálvame, Señor mi Dios, porque en ti busco refugio! ¡Líbrame de todos mis perseguidores! De lo contrario, me devorarán como leones; me despedazarán, y no habrá quien me libre. (Salmo 7:1-2 NVI) El sabía que no importaba que hiciera solamente la protección de Dios lo libraría de la ira del rey Saúl. De la misma manera todos nosotros, sin importar cual sea nuestra situación, al meditar en las experiencias de David nos damos cuenta que en ocasiones enfrentaremos situaciones adversas, que se repiten, y parece que no se acaban, mas nunca debemos de permitir que la desconfianza o el temor controlen nuestros pensamientos, emociones, ni actos. Esto es fácil decirlo cuando todo está bien y no tenemos ningún problema, por eso es importante que siempre tengamos una buena relación con Dios en todo momento, para que en el momento de la prueba podamos tener la fortaleza, y la experiencia de saber que Dios es bueno, y que es misericordioso con aquellos que claman con fe, y que además es poderoso para darnos la victoria no importa que estemos enfrentando en la vida. En los momentos de dificultad debemos de tener la actitud de David, A voz en cuello, al Señor le pido ayuda; a voz en cuello, al Señor le pido compasión. Ante él expongo mis quejas; ante él expreso mis angustias. (Salmo 142:1-2 NVI) Señor en este día, declaro que tu eres mi refugio, y mi fortaleza en la cual me refugio sabiendo que en ti mi vida, y la de mi familia, y mi Iglesia están seguros.
Oración:
  • En todo momento clama a Dios con la seguridad que Dios está contigo.
  • No permitas que las situaciones, o problemas dominen tus pensamientos, medita en la palabra y clama conforme a sus promesas.