martes, 27 de septiembre de 2011

La Bendición del Sometimiento a la Autoridad


Día No 112                           
Lectura del día:        2 Sam 22:1-51; Sal.14:1-7; Sal.53:1-6, 1 Sam 26:1-25
Verso Central           1 Samuel 26:25

¡Bendito seas, David, hijo mío! respondió Saúl. Tú harás grandes cosas, y en todo triunfarás. Luego David siguió su camino, y Saúl regresó a su palacio. (NVI)

La actitud que tengamos ante nuestras autoridades y como reaccionamos ante sus actitudes y actos hacia nosotros determinaran si se cumple el propósito de Dios en nuestras vidas. David había sido ungido como rey sobre la nación judía, pero todavía faltaba mucho tiempo para llegar a tener esa posición. Durante el tiempo de espera desde la promesa de Dios hasta que se sentara en el trono, David tuvo que pasara varias pruebas, pero hay dos que la lectura de este día nos muestra. En primer lugar, David entendió el origen de la autoridad que el mismo había recibido no venía del hombre, ni de Saúl, ni de sí mismo, esa posición de rey, venia de Dios. En segundo lugar, esa autoridad debería de ejercerla con respeto, debería de cuidar su corazón, y no debería de guardar rencor, ni abusar de su autoridad. Veamos como David mostro su sometimiento a la autoridad de Dios. En el pasaje de hoy, David tuvo la oportunidad de terminar con la vida del rey Saúl, pero ante esta oportunidad el no levanto su mano en contra de la persona que lo perseguía porque entendía que esta persona tenia la autoridad y la unción de Dios, y al hacerlo en última instancia estaba levantando su mano en contra de la autoridad de Dios, estas fueron las palabras de David, Hoy ha puesto Dios en tus manos a tu enemigo le dijo Abisay a David. Déjame matarlo. De un solo golpe de lanza lo dejaré clavado en el suelo. ¡Y no tendré que rematarlo! ¡No lo mates! exclamó David. ¿Quién puede impunemente alzar la mano contra el ungido del Señor? (1 Samuel 26:8-9 NVI) David entendía que la vida de Saúl estaba en las manos de Dios, y que a él solamente le quedaba respetar la posición de Saúl, y esperar que Dios se encargara de cumplir su propósito en su vida. Si David hubiera levantado su mano en contra de Saúl, no solamente se convertiría en un asesino, pero quedaría descalificado de tener la autoridad para reinar, porque la estaría obteniendo por su propia cuenta, en vez de esperar a que Dios se la entregare. La verdadera prueba de que David estaba listo de recibir la autoridad se demuestra en que no la quería obtener por cualquier medio posible, pero estaba dispuesto a espera en Dios, todo deseo de venganza o deseo de tomar por el mismo esa posición estaba fuera de la vida de David,  Y añadió: Tan cierto como que el Señor vive, que él mismo lo herirá. O le llegará la hora de morir, o caerá en batalla. En cuanto a mí, ¡que el Señor me libre de alzar la mano contra su ungido! Sólo toma la lanza y el jarro de agua que están a su cabecera, y vámonos de aquí. (1 Samuel 26:10-11 NVI) Además su actitud al apelar a Saúl después de que le muestra que había estado en su tienda y que había tenido la oportunidad de matarlo no es una de menosprecio, ante un rey y su ejército que al estar dormidos habían permitido que la vida del ungido de Dios estuviera a disposición de David. Por el contrario David muestra verdadera preocupación por el bienestar del que lo perseguía, y muestra una actitud de humildad ante la autoridad y posición de Saúl. Lo más tremendo de esta historia es como termina este encuentro entre David y Saúl; Saúl termina bendiciendo la vida de David, y al ser este la autoridad sobre David, sus palabras tenían un peso enorme. Cuando nuestra autoridad declara palabras de bendición sobre nuestras vidas, estas tienen el peso de quien habla con la autoridad de Dios sobre nuestras vidas, así que en vez de maldición, David recibió la bendición de Dios a través de la vida del rey Saúl. —¡Bendito seas, David, hijo mío! —respondió Saúl—. Tú harás grandes cosas, y en todo triunfarás. Luego David siguió su camino, y Saúl regresó a su palacio. (1Sa 26:25 NVI 1999) Todo esto fue posible porque David mostro una actitud correcta ante su autoridad, y porque no permitió que el deseo de venganza controlara sus acciones. David confiaba en que Dios le había dado la promesa y la unción y que él se encargaría de cumplir su propósito en el.

Oración:
  • Da gracias a Dios por tener un plan perfecto para tu vida
  • Dar gracias por las habilidades, visión, y pasión para servirle.
  • Pedirá Dios que te ayude a tener un corazón integro ante él y los hombres
  • Pide a Dios que te de un corazón sometido ante su autoridad delegada.
  • Rechazar de nuestra vida todo sentir de venganza resentimiento.

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