lunes, 24 de noviembre de 2008

Día No 19, Sabiendo Esperar en Dios


Lectura del día: Génesis 16:1 a 18:33
Verso Central Génesis 17:18-19

Y dijo Abraham a Dios: ¡Ojalá que Ismael viva delante de ti! Pero Dios dijo: No, sino que Sara, tu mujer, te dará un hijo, y le pondrás el nombre de Isaac; y estableceré mi pacto con él, pacto perpetuo para su descendencia después de él.

El éxito en la vida no depende principalmente de nuestras habilidades, ni de los recursos que tengamos, ni de la educación, o inteligencia que pudiéramos tener, el éxito mayormente dependerá de seguir los principios de Dios, o de hacer las cosas de acuerdo a sus promesas. Dios prometió a Abraham y Sara darles un hijo, pero estos entraron en una gran desesperación al ver que la promesa no se cumplía, y su desesperación los llevo a hacer las cosas a su manera. Ahí fue donde ellos comenzaron a errar porque el fruto de su decisión trajo problemas a su matrimonio, y más tarde produjo discordia entre los dos hijos de Abraham. El hijo que ellos decidieron tener y el hijo de la promesa. Dios le había prometido un hijo a Abraham cuando tenía 75 años, y ahora ya tenían 85 años y El y su esposa no tenían este hijo de la promesa. Cuando las promesas de Dios parecen no cumplirse, es cuando comenzamos a pensar que quizás no escuchamos bien, o que quizás nosotros estamos dependiendo para todo en El, y en el peor de los casos, podemos pensar hasta que nos equivocamos, y no hemos escuchado de Dios. En el caso de Abraham y Sara, quizás pensaron que 10 años eran mucho tiempo. Y al ver que el hijo no venia, decidieron seguir una costumbre de sus días, en la cual la esposa que no le podía dar hijos a su esposo le podía dar a una de sus criadas en su lugar para que al tener hijos la criada, la dueña los recibía y de esa manera los hijos de la criada pasaban a ser posesión de la dueña. Esta era una solución humana para una promesa de Dios, y como siempre, esto no funciona. Si queremos ver cumplidas las promesas de Dios en nuestras vidas debemos de seguir su palabra y no dejarnos llevar por costumbres, ideas, o estrategias humanas, antes que nada debemos de mantenernos firmes siguiendo los principios de su palabra. ¡Los principios de su palabra si funcionan! Si en nuestra vida hay una promesa de Dios, nunca permitamos que nada nos desvié el corazón de esa promesa. Sé que esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero precisamente, mientras esperamos el cumplimiento de la promesa, nuestra fe es fortalecida, y afirmada. Dios no necesito de 25 años para hacer el milagro, pero si tomo 25 años para que Abram se convirtiera en Abraham. En otras palabras esos 25 años no fueron una pérdida de tiempo, sino que, como siempre sucede, cuando Dios nos da una visión, su propósito no solamente es cumplir esa visión, sino que algo mas importante ocurre cuando nos da una visión, y nos apasionamos de ella, en el proceso de oír hasta el cumplimiento de las misma, Dios nos transforma a nosotros. Antes de que Dios no de algo a nosotros, primero hace algo en nosotros, y nos transforma en el proceso de hacer o cumplir lo que prometió que nos daría. En otras palabras, Antes de darnos algo para nosotros, primero hace algo en nosotros, para hacer ese algo a través de nosotros. El problema de muchos es que no entienden este proceso del trato de Dios, y al esperar, se desesperan y comienzan a desviarse del plan de Dios. En el caso de Abraham y Sara, quizás ellos empezaron a dudar de ellos mismos, “¿Quizás escuchamos mal la voz de Dios?” “¿A lo mejor no era Dios, quien nos hablo? ¿A lo mejor fue nuestra imaginación?” Estas y muchas otras palabras suenan en nuestra mente cuando esperamos las promesas de Dios, pero a diferencia de Abraham y Sara, no escuchemos esas voces, solamente mantengámonos aferrados a sus promesas y el las cumplirá. En medio de cualquier situación “descansa” en su palabra como el único lugar seguro donde cimentar tu vida. Si en nuestra vida tenemos una promesa de Dios, En la cumplirá, no desmayemos en el tiempo de la espera, porque aun lo que pensamos que tenemos, o que recibiremos se nos será quitado, si nos apartamos de sus propósitos. O como en el caso de Abraham y Sara, su decisión, produjo un hijo, que trajo conflicto, y aflicción, a la promesa que Dios les había prometido. El Salmista lo dijo de la siguiente manera, Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. (Salmo 40:1-3)
Oración:
• Pide paciencia para esperar en Dios y no dejarte llevar por las circunstancias.
• Discernimiento para entender la obra que Dios está haciendo en tu vida en estos momentos.
• Toma un tiempo para renovar en tu corazón las promesas que Dios te ha hecho.

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