lunes, 17 de noviembre de 2008

Día No 18, Nuestro Altar


Lectura del día: Génesis 11:27 a 15:21
Verso Central Génesis 12:8

De allí se dirigió a la región montañosa que está al este de Betel, donde armó su campamento, teniendo a Betel al oeste y Hai al este. También en ese lugar erigió un altar al Señor e invocó su nombre. (NVI)

Una de las cosas más importantes en nuestra vida como discípulos de Jesús, es nuestra vida devocional. Si no tenemos un “altar” donde nos “encontramos” diariamente con Jesús, no podremos vivir una vida victoriosa. Nuestro altar, es nuestro tiempo devocional donde nos encontramos con él para adorarle, le presentamos nuestras necesidades, donde clamamos por misericordia, y donde presentamos nuestros cuerpos en sacrificio vivo (Rom.12:1). A través de toda la Biblia, vemos que los hombres y mujeres que sirvieron al Señor, construyeron altares donde ellos se presentaban y ofrecían lo mejor de ellos a él. También ahí, clamaban por la misericordia de Dios para sus necesidades. En nuestros días, es importante que cada discípulo tenga un “altar” donde pueda hacer lo mismo. Hoy en día, no necesitamos de altares de madera, piedra, o cualquier otro material. Sino que nuestro altar es ese tiempo “dedicado” o consagrado en nuestra vida diaria para encontrarnos con Jesús. Nosotros le llamamos, nuestro tiempo devociónal. En la lectura de este día, vemos esta verdad muy clara en la vida de Abraham. Siempre que el llegaba a morar en algún lugar lo primero que hacia era construir un altar. También, cada vez que recibía una revelación, o que Dios le bendecía, el construía un altar. En la lectura de este día veamos tres ejemplos; Allí el Señor se le apareció a Abram y le dijo: “Yo le daré esta tierra a tu descendencia." Entonces Abram erigió un altar al Señor, porque se le había aparecido. De allí se dirigió a la región montañosa que está al este de Betel, donde armó su campamento, teniendo a Betel al oeste y Hai al este. También en ese lugar erigió un altar al Señor e invocó su nombre. (Gen 12:7-8 NVI) En primer lugar, en estos altares vemos a Abraham recibiendo la revelación del propósito de Dios para su vida. (v.7) De igual manera nosotros podremos recibir la revelación del propósito de Dios para nuestras vidas en nuestro “altar” personal. ¡Ve y recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque a ti te lo daré!" Entonces Abram levantó su campamento y se fue a vivir cerca de Hebrón, junto al encinar de Mamré. Allí erigió un altar al Señor. (Gen 13:17-18 NVI) En segundo lugar, podemos notar que Abraham erigía un altar donde quiera que estuviera, de igual manera nosotros necesitamos tener como prioridad nuestra vida devocional. No importaba donde, o bajo qué circunstancias, siempre erigía un altar, esto era una prioridad en su vida. Por esta razón vemos a Abraham que donde quiere que fuera, y establecía su hogar construía un altar. Cuando llegaron al lugar señalado por Dios, Abraham construyó un altar y preparó la leña. Después ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. (Gen 22:9 NVI) Por último, vemos que Abraham le rinde a Dios lo más preciado que el tenia; su hijo. Este fue el sacrificio máximo que Abraham le ofreció a Dios. En aquellos días el altar tenía como propósito principal, el de ser el lugar consagrado donde las personas presentaban sus ofrendas y sacrificios a Dios. En ese lugar se hacía pacto con Dios, o se expresaba el agradecimiento por algún favor recibido. El altar representaba el punto de contacto entre lo divino y lo humano, y esto era posible porque en ese altar había un sacrificio. Por supuesto que el sacrificio que nos hace aceptables a Dios es el sacrificio de Jesús en la cruz, pero también somos exhortados a ofrecer a Dios otro sacrificio no de salvación, pero consagración. Debemos de presentar un sacrificio agradable a Dios, mas no de animales, o de alimentos, hoy en día debemos de ofrecer el mejor sacrificio, el que es agradable y aceptable ante Dios. Pablo lo puso de esta forma, Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, os ruego que cada uno de vosotros, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. (Rom 12:1) En tu altar personal, Dios espera que diariamente te rindas por amor a Jesús a ti mismo. El espera que cada día entreguemos nuestros “cuerpos” o todo nuestro ser en sacrificio vivo, para él. Este sacrificio representa una vida consagrada, en santidad, y obediencia a sus propósitos. Esto solamente es posible con su ayuda y su gracia, que él quiere darnos diariamente en nuestro tiempo devocional. El tiempo devociónal no es un tiempo rutinario, sino que es el lugar donde Dios nos habla, revela, guía, y ama. ¡Que en nosotros se forme la convicción personal de una entrega total a Dios! ¿Cómo está tu altar? ¿Necesitas construir el tuyo? ¿Quizás esta en necesidad de reparación?
Oración:
• Examinar la condición en la cual se encuentra nuestro altar de oración.
• Pedir a Dios que nos ayude a que en todo momento tengamos un altar donde nos encontramos con él.

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