martes, 15 de septiembre de 2009

Día No 58 Una Consagración Total a El


Lectura del día: Números 3:1 - 4:33
Verso Central Números 3:9

Pondrás a los levitas a las órdenes de Aarón y de sus hijos. Entre los israelitas, serán ellos los que estén totalmente dedicados a mí. (Num 3:9 NVI)

La consagración es un requisito para que Dios nos de su unción para servir en la Iglesia. El sacerdote en el pueblo de Israel consagraba su vida de por vida a servir al Señor, y su consagración era total. El principio bíblico que “extraemos” de estos pasajes de la Biblia es el siguiente: Solamente una persona que ha hecho una consagración total en todos los aspectos de su vida puede entrar en el ministerio, y terminar con éxito su carrera. En la familia de Moisés vemos claramente este principio establecido por Dios, porque para estar en ministerio sacerdotal Dios demandaba una completa santificación. Esto es lo que dicen los pasajes de hoy, "Haz que comparezcan ante ti tu hermano Aarón y sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar.  De entre todos los israelitas, ellos me servirán como sacerdotes. (Exo 28:1 NVI) Junto con su padre sus hijos fueron dedicados al santo servicio del sacerdocio, A los hijos de Aarón les harás túnicas, cinturones y mitras, para conferirles honra y dignidad. Una vez que hayas vestido a tu hermano Aarón y a sus hijos, los ungirás para conferirles autoridad y consagrarlos como mis sacerdotes. (Exo 28:40-41 NVI) Pero sus dos hijos mayores, en abierta rebeldía no siguieron las instrucciones claras y precisas que Dios les había dado en cuanto a la clase de sacrificios, y ofrendas que eran apropiados ofrecer. Veamos, Pero Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario y, poniendo en ellos fuego e incienso, ofrecieron ante el Señor un fuego que no tenía por qué ofrecer, pues él no se lo había mandado. Entonces salió de la presencia del Señor un fuego que los consumió, y murieron ante él. (Lev 10:1-2 NVI) Por esta razón, Dios le recuerda a Moisés el compromiso que una persona hace con El, al ser consagrado a su servicio. 
También Dios había seleccionado a los levitas como la tribu que sería llamado al servicio del sacerdocio, en lugar de todos los primogénitos de todo el pueblo de Israel. Ellos serían los que harían las funciones del tabernáculo, y se encargaría de transportar, cuidar, y asistir en las funciones del tabernáculo a Aarón y sus dos hijos. Aunque ellos no ejercerían las funciones de ofrecer sacrificios, y no se permitía que vieran los artículos más consagrados del tabernáculo, ellos si estarían en contacto con todo lo que tiene que ver con el culto y la adoración de la nación, por lo tanto, su consagración a Dios sería muy importante. Dios le recuerda a Moisés la importancia de la consagración, El Señor le dijo a Moisés: "Trae a la tribu de Leví y preséntasela a Aarón.  Los levitas le ayudarán en el ministerio. Desempeñarán sus funciones en lugar de Aarón y de toda la comunidad, encargándose del servicio del santuario en la Tienda de reunión. Cuidarán allí de todos los utensilios de la Tienda de reunión y desempeñarán sus funciones en lugar de los israelitas, encargándose del servicio del santuario. Pondrás a los levitas a las órdenes de Aarón y de sus hijos.  Entre los israelitas, serán ellos los que estén totalmente dedicados a mí. (Num 3:5-9 NVI) Las últimas palabras de este pasaje nos indican la seriedad con la que se necesita tomar, el servir a Dios. 
Los que han escuchado y desean obedecer el llamado de Dios para sus vidas, se consagran en totalidad al Señor. Ahora bien, en el cuerpo de Cristo todos hemos sido llamados servir o al ministerio cristiano y al igual que los levitas, todos necesitamos entender que Dios no ha eliminado la consagración como un requisito para servir. Si bien nosotros no ejercemos un ministerio sacerdotal de sacrificios, ritos e inciensos. Tampoco ya no estamos bajo la ley, y nuestra santificación en gran medida es otorgada al ser justificados cuando creemos en el sacrificio de Cristo en la cruz del calvario. Esto no significa que el ministerio no sea de igual manera sagrado, y que debe de ser tomado con la misma seriedad, honra, u honor con el cual ellos lo tomaban. Así como no había una diferencia entre el sumo sacerdote y los levitas, tampoco existe una diferencia entre los laicos y los llamados de tiempo completo. Dios espera de cada persona que hace caso del llamado que ha puesto en su vida, lo haga con un sentir profundo de dedicación total a él. El honor y la dignidad del llamado, así como la santidad de nuestro Dios, demanda de nuestra parte una consagración real a Dios y al trabajo que nos esta llamado.
Oración:                                                                                                

  • Consagremos en santidad nuestras vidas a Dios.
  • Hagamos un compromiso con el ministerio al cual hemos sido llamados.
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1 comentario:

devocionales biblico cronologico dijo...

El principio de la consagracion sige vigente en aquellos que han sido llamados la ministerio