lunes, 5 de enero de 2009

Día No 25, La Obra de Dios en Nuestas Vidas


Lectura del día: Génesis 31:1 a 32:32
Verso Central Génesis 32:28

Entonces el hombre le dijo: —Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
(Gen 32:28 BAD)

Las crisis personales en muchas ocasiones son el medio que Dios usa para afirmar en nuestras vidas su propósito, ya que estas ayudan a formar en nosotros su carácter. Jacob enfrenta en estos dos capítulos dos crisis familiares y en cada una de ellas vemos a Dios siendo parte de lo que está ocurriendo y usándolas para formar en Jacob el carácter necesario que le permitiría cumplir el propósito de Dios en su vida.
Cuando estés pasando por alguna situación difícil, algún problema que te forzara a tomar decisiones que afectaran el curso de tu vida, ten por seguro que Dios está probando tu corazón, y moldeándolo para que reflejes el carácter de Jesús. En primer lugar Jacob, se enfrenta al enojo de su suegro y sus planes de tomar por la fuerza las hijas, y posesiones materiales de Jacob, y aun de hacerle daño a Jacob si fuera necesario. Jacob sabía que su suegro era capaz de todo, esa fue su queja que le presento a sus esposas, vosotras sabéis muy bien que yo he trabajado para vuestro padre Labán con todas mis fuerzas. No obstante, él me ha engañado y me ha cambiado el salario muchas veces. Pero Dios no le ha permitido causarme ningún daño. (Gen 31:6-7 BAD) Jacob estaba resuelto a dejar a su suegro decidiendo regresar a la tierra prometida. Esa era la voluntad de Dios para la vida del patriarca, ahí es donde Dios le había ordenado a su Abuelo Abraham que debería de morar. Su suegro lo persigue, pero es persuadido por Dios por medio de un sueño, a que no le haga ningún daño a Jacob, Pero esa misma noche Dios se le apareció en un sueño a Labán el arameo, y le dijo: «¡Cuidado con amenazar a Jacob!» (Gen 31:23-24 BAD) Al fin terminan hacienda un pacto donde juran que no se hará daño el uno al otro, y Jacob regresa a su tierra. Dios uso la crisis con su suegro para hacerlo regresar a la tierra de la promesa y se encargo de cuidarlo de cualquier daño que su suegro hubiera podido hacerle. Dios le estaba enseñando que si Jacob seguía su voluntad, estaría con él y lo defendería de sus enemigos. Ahora al regresar a la tierra de sus padres, ahí se enfrentaría a otra crisis.
Jacob había huido de esta tierra por temor a la ira de su hermano que se sentía robado de la bendición de su padre por su hermano, pero Jacob estaba decidido a regresar a la tierra que Dios le había pedido. Antes de enfrentar a su hermano, hace esta oración, Entonces Jacob se puso a orar: «Señor, Dios de mi abuelo Abraham y de mi padre Isaac, que me dijiste que regresara a mi tierra y a mis familiares, y que me harías prosperar: realmente yo, tu siervo, no soy digno de la bondad y fidelidad con que me has privilegiado. Cuando crucé este río Jordán, no tenía más que mi bastón; pero ahora he llegado a formar dos campamentos. ¡Líbrame del poder de mi hermano Esaú, pues tengo miedo de que venga a matarme a mí y a las madres y a los niños! Tú mismo afirmaste que me harías prosperar, y que mis descendientes serían tan numerosos como la arena del mar, que no se puede contar.» (Gen 32:9-12 BAD) En el camino a cumplir el propósito de Dios para su vida, a pesar del peligro que esta significaba, ahí precisamente es donde ocurrió el milagro más grande en la vida de Jacob. Cuando estaba a punto de encontrarse con su hermano y temiendo lo peor, Dios cambia la vida de Jacob, quedándose solo. Entonces un hombre luchó con él hasta el amanecer. Cuando ese hombre se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, lo tocó en la coyuntura de la cadera, y ésta se le dislocó mientras luchaban. Entonces el hombre le dijo:—¡Suéltame, que ya está por amanecer!—¡No te soltaré hasta que me bendigas! —respondió Jacob. —¿Cómo te llamas? — Le preguntó el hombre.—Me llamo Jacob —respondió. Entonces el hombre le dijo:—Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. (Gen 32:24-28 BAD) Fue aquí donde Jacob tuvo un "encuentro transformador" con Dios, fue en este tiempo de “crisis” en su vida donde pudo conocer personalmente a Dios y su vida y su carácter fueron cambiados. Dejo de ser Jacob, el suplantador, el temeroso, el último, ahora Dios lo convirtió en Israel, "un príncipe", el primero. Cada una de estas etapas y crisis en su vida fueron el siguiente escalón para que se cumpliera el propósito de Dios. Si él se hubiera rehusado enfrentarlas, nunca hubiera alcanzado el propósito de Dios, pero siguió adelante y Dios le ayudo a cumplir su propósito. ¿Qué cosas están ocurriendo en estos momentos en tu vida?
¿Qué será lo que Dios quiere formar en ti?
¿Cómo te llevan estas cosas más cerca del cumplimiento de sus promesas?
¿Qué cosas de tu carácter todavía necesitas rendir a Jesús?
¿Cómo puedes entender mejor la voluntad de Dios?

Oración:
• Rendir a Dios todo sentido de indiferencia a sus propósitos en nuestra vida.
• Pedir un corazón valiente y amoldable para continuar en su propósito.

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