Lectura del día: Génesis 7:1 a 9:29
Verso Central Génesis
8:21
Y el SEÑOR percibió el aroma agradable, y dijo el SEÑOR para sí: Nunca más
volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la intención del
corazón del hombre es mala desde su juventud; nunca más volveré a destruir todo
ser viviente como lo he hecho.
El Corazón de Dios apasionadamente
busca rescatar y restaurar al hombre a pesar de que este, por su pecado siempre
ha estado buscando su misma destrucción. Qué ironía que mientras Dios hace todo
lo que puede sin violar su voluntad para salvar y restaurar al hombre, este
hace todo lo que está dentro de sus fuerzas para destruir su vida. Esta ha sido
la historia de la humanidad. Si Dios hubiera permitido que libremente el hombre
cosechara lo que ha estado sembrando, hace mucho tiempo que la raza humana
hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Tan solo deberíamos de pensar en
nuestra vida misma, y todas las oportunidades que Dios nos ha dado, y como él ha
nos mostrado su misericordia, a pesar de que nosotros no siempre hemos sido
merecedores de la misma. ¿Podríamos enumerar las muchas veces en que Dios ha
tenido de nosotros misericordia y no lo merecíamos? Dios siempre ha sido
misericordioso con nosotros, este es un hecho que nadie puede negar.
Dios siempre ha intervenido
para poner un alto a la maldad, o para poner un alto al pecado de la humanidad,
y para llamar a los hombres al arrepentimiento, con el fin que se aparten de su
pecado y el pueda volver a bendecirlos. En los días de Noé la condición de la
raza humana era terrible, la escritura nos describe su condición de la
siguiente forma, Y el SEÑOR vio que era mucha la
maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de
su corazón era sólo hacer siempre el mal.
(Gen. 6:5) Al ver la maldad de los hombres, Dios mando su juicio en forma de un
diluvio, pero a pesar de que este juicio era el resultado de la gran maldad del
hombre, Dios busco a un hombre que fuera justo, a través del cual preservaría,
al ser humano. Dios instruyo a este hombre que construyera un arca, para que en
ella se salvaran él y su familia, así como toda clase de género de animales.
Aun a pesar de
que el hombre había causado este terrible juicio de Dios, cuando Noé ofreció un
holocausto de adoración (como representante de toda la raza humana) a Dios, el
corazón de nuestro Dios fue movido a misericordia. Esta es la forma que el
escritor de Génesis lo narra, Y edificó Noé un altar al SEÑOR, y tomó de
todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocaustos en el altar. Y
el SEÑOR percibió el aroma agradable, y dijo el SEÑOR para sí: Nunca más
volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la intención del
corazón del hombre es mala desde su juventud; nunca más volveré a destruir todo
ser viviente como lo he hecho. Mientras la tierra permanezca, la siembra y la
siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche, nunca
cesarán. (Gen 8:20-22) Si bien Dios no detuvo el diluvio, después de esta ofrenda
de adoración de Noé, Dios quita la maldición de la raza humana, y declara que
jamás permitirá que este mismo juicio viniera sobre el ser humano. Desde el
principio de la historia del hombre Dios ha mostrado cuán grande es su
misericordia. Jeremías declaro, El gran amor del Señor nunca se acaba, y su
compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es
su fidelidad! Por tanto, digo: «El Señor es todo lo que tengo. ¡En él
esperaré!» Bueno es el Señor con quienes en él confían, con todos los que lo
buscan. (Lam. 3:22-25 BAD) También el profeta Joel exhorta al pueblo a
arrepentirse de su pecado y clamar por la misericordia del Señor, Rasgad vuestro corazón y no vuestros
vestidos; volved ahora al SEÑOR vuestro Dios, porque El es compasivo y
clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, y se arrepiente de
infligir el mal. (Joel 2:13)
Que fácil es para cada uno de nosotros unirnos
a las palabras de los profetas, porque al igual que ellos, nosotros
experimentamos su gracia y misericordia cada mañana, y al igual que el profeta
Joel, cuando nos hemos arrepentido, hemos visto su misericordia en nuestras
vidas. Tomemos este día tiempo para dar gracias a Dios por la misericordia que
nos ha demostrado cada día.
Oración:
- Tomar un tiempo para dar
gracias a Dios por todas las misericordias que nos ha mostrado.
- Pedir que nos dé un
corazón agradecido por todas sus bondades.
- Al mismo tiempo
desechemos de nuestras vidas todas aquellas cosas que no son agradables a
los ojos de nuestro Dios.
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