lunes, 6 de septiembre de 2010

Día No 98 Siendo Honestos con el Señor

Lectura del día: Rut 3:1 - 4:22; 1 Cron.2:3-16, 1 Samuel 1:1-28

Verso Central 1 Samuel 1:10

Con gran angustia comenzó a orar al Señor y a llorar desconsoladamente. (NVI)

Dios no solamente escucha oraciones de fe, pero también escucha oraciones honestas. Si bien es cierto que la palabra de Dios, nos enseña que debemos acercarnos a Dios con fe y que Dios responde a nosotros cuando clamamos con fe, también en esta historia podemos ver que Dios responde a las oraciones honestas. Ana no estaba tratando de impresionar a nadie, ni al sacerdote Eli, ni a Dios con su fe, sino que simplemente al venir a la presencia de Dios, abrió su corazón, y le mostro todo lo que sentía, y el deseo más ardiente de su corazón; tener un hijo. Dios respondió a la oración honesta y sincera de esta mujer. ¿Qué es una oración honesta? Es cuando dejamos a un lado toda ritualidad religiosas, o ideas de cómo se debe orar, y simplemente se abre al corazón a Dios, y se le habla con sinceridad de cómo nos sentimos, o de nuestras angustias, aunque al hacerlo, pareciera que no tenemos fe o dudamos de su poder. Dios no se “asusta” con la sincerad. Dios escucha mas una oración honesta que una oración que falsamente presenta una imagen de fe, o de adoración, o de gratitud, pero que no es honesta ni sincera, sino que, es más bien el producto de que se saber orar, o expresar las palabras correctas, son frases que otros al escucharlas, dirán que estoy orando “correctamente”. La verdad que para orar no hay únicamente una manera correcta, si no que en la Biblia descubrimos que Dios responde a la sinceridad y honestidad de nuestras palabras. Si oramos con fe sincera, nuestras palabras no serán frases gastadas y repetitivas, si no que reflejaran con sinceridad nuestra fe. La verdad es que no siempre estamos en ese nivel de fe y pasión al orar. ¿Qué hacer en ese momento? Ana es un ejemplo de lo que debemos hacer cuando las oraciones gastadas, repetidas, y religiosas no cambian nuestra situación. ¿Qué hizo Ana? En primer lugar, no dejo de venir a la presencia de Dios, año con año seguía viniendo al tabernáculo a adorar a Dios a pesar de su condición. Cada año, cuando iban a la casa del Señor, sucedía lo mismo: Penina la atormentaba, hasta que Ana se ponía a llorar y ni comer quería. (1Sa 1:7 NVI) En segundo lugar, ella se levanto de donde estaba, esto implica salir de un estado pasivo, fatalista, resignado, y va y se presenta delante de Dios, Una vez, estando en Siló, Ana se levantó después de la comida. Y a la vista del sacerdote Elí, que estaba sentado en su silla junto a la puerta del santuario del Señor, (1Sa 1:9 NVI) En tercer lugar, simplemente abrió su corazón y vacio toda su angustia delante de Dios, con gran angustia comenzó a orar al Señor y a llorar desconsoladamente. (1Sa 1:10 NVI) Cuarto, no hubo declaraciones de fe, pero una sinceridad de su condición, clamando a Dios que le mostrara su misericordia. Ella no siguió un rito acostumbrado, o la posición “correcta”, o las palabras “correctas”, ella estaba siendo sincera con Dios, tanto que su actitud y forma de orar confundieron al sacerdote Eli, que le hicieron pensar que estaba embriagada, Como Ana estuvo orando largo rato ante el Señor, Elí se fijó en su boca. Sus labios se movían pero, debido a que Ana oraba en voz baja, no se podía oír su voz. Elí pensó que estaba borracha, (1Sa 1:12-13 NVI) Quinto, no se levanto hasta que recibió la promesa de Dios a su clamor, en esta oración Dios uso al sacerdote, que sin saberlo estaba siendo usando por Dios para responder al clamor de Ana. En ocasiones Dios usa la Biblia, o nos habla a nuestro corazón, o hay un sentir de paz, la angustia del corazón se ha ido, y sentimos como resultado la paz. El punto es que Ana sabia que Dios la había escuchado, Vete en paz respondió Elí. Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido. Gracias. Ojalá favorezca usted siempre a esta sierva suya. Con esto, Ana se despidió y se fue a comer. Desde ese momento, su semblante cambió. (1Sa 1:17-18 NVI) Cuando una persona ora con honestidad, Dios quitara la angustia de su vida, y le dará la fe necesaria para ver el cumplimiento del milagro. Ana, ahora sabia que Dios contestaría su oración, Al día siguiente madrugaron y, después de adorar al Señor, volvieron a su casa en Ramá. Luego Elcaná se unió a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella. (1Sa 1:19 NVI) ¿Como son tus oraciones diarias? ¿Ritualistas? ¿Llenas de palabrerías? ¿Están llenas de frases gastadas? En este día detente un momento, medita y antes de comenzar a orar proponte a ser honesto con Dios, la verdad que no podemos impresionarlo. Te aseguro que será como volver a experimentar como la primera vez su amor y su gracia.
Oración:
• Abre tu corazón a Dios. Sincérate con el Señor y muestra lo que hay en tu corazón, elimina toda actitud religiosa, o frases “gastadas” y habla con Dios.

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