martes, 17 de agosto de 2010

Día No 96 El Temor al Señor nos Aparta del Mal

Lectura del día:        Jueces 19:1 -20:48
Verso Central           Jueces 19:30

Todo el que veía esto decía: «Nunca se ha visto, ni se ha hecho semejante cosa, desde el día que los israelitas salieron de la tierra de Egipto. ¡Pensad en esto! ¡Consideradlo y decidnos qué hacer!»  (Jueces 19:30 BAD)



Cuando una persona pierde el temor a Dios, ya no hay mucho que lo detenga de dar rienda suelta a sus más bajas pasiones. La palabra de Dios declara que el temor a Dios aborrece la maldad y el pecado, Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso. (Prov. 8:13 BAD) Más que en ninguna otra historia del pueblo de Dios, la historia de este día nos muestra hasta donde es capaz el hombre de llegar cuando se ha perdido el temor del Señor. Esta historia es puesta en este libro para mostrarnos hasta donde había caído la condición moral y espiritual de la nación que Dios había escogido para ser luz a las naciones, esta historia es una advertencia a las generaciones futuras lo que sucedería cuando la nación pierde el temor a Dios

Ellos no tenían un Rey, en este caso en el libro de Jueces no había un rey terrenal, si no que Dios gobernaba sobre su pueblo a través de los jueces que Dios había levantado, las palabras, En aquellos días, cuando no había rey en Israel… (Jueces 19:1 LBLA) Esta declaración implicaba una condición de libertinaje y desorden moral. Cuando se pierde el sentido de temor a Dios, se corre el peligro de caer en el caos, o el desorden moral. Desde todos los ángulos que veamos esta historia, vemos las muestras de maldad y la depravación que habían caído, el pueblo de Dios. 

En primer lugar, lo vemos en los hombres “perversos” o degenerados que fueron a la casa del anciano demandando que sacara al levita afuera de su casa para tener relaciones sexuales con él, Mientras pasaban un momento agradable, algunos hombres perversos de la ciudad rodearon la casa. Golpeando la puerta, le gritaban al anciano dueño de la casa: —¡Saca al hombre que llegó a tu casa! ¡Queremos tener relaciones sexuales con él! (19:22 BAD) 

En segundo lugar, lo vemos en el anciano que estuvo dispuesto a sacar a su hija virgen a esos hombres perversos y dejarla a la merced de ellos, Mirad, aquí está mi hija, que todavía es virgen, y la concubina de este hombre. Las voy a sacar ahora, para que las uséis y hagáis con ellas lo que os parezca bien. Pero con este hombre no cometáis tal infamia. (19:24 BAD) 

Por último, lo vemos en el levita que, al verse en peligro ante la perversidad de los hombres, saca a su mujer y la deja a merced de ellos, Aquellos perversos no quisieron hacerle caso, así que el levita tomó a su concubina y la echó a la calle. Los hombres la violaron y la ultrajaron toda la noche, hasta el amanecer; ya en la madrugada la dejaron ir. (19:25 BAD) La perversidad de aquellos hombres sobre esta mujer fue tal que el ultrajo y la violación a que sufrió aquella noche provocó su muerte, Despuntaba el alba cuando la mujer volvió, y se desplomó a la entrada de la casa donde estaba hospedado su marido. Allí se quedó hasta que amaneció. Cuando por la mañana su marido se levantó y abrió la puerta de la casa, dispuesto a seguir su camino, vio allí a su concubina, tendida a la entrada de la casa y con las manos en el umbral. «¡Levántate, vámonos!», le dijo, pero no obtuvo respuesta. Entonces el hombre la puso sobre su asno y partió hacia su casa. (19:26-28 BAD) 

Las consecuencias de esta maldad y degeneración llevo a la nación a experimentar una guerra interna que casi extermino por complete una de las tribus de la nación de Israel. La tribu de Benjamín fue casi exterminada por su pecado, porque no quisieron entregar a los que cometieron semejante pecado, esto los llevo a pelear con el resto de las tribus lo que provoco al final de varias batallas en la casi completa exterminación de esta tribu. En el fondo de toda esta historia se escuchan las palabras que al final de este libro declaran de una manera tan clara la causa de la decadencia moral y espiritual de la nación, En aquella época no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía mejor. (21:25 BAD) 

Cuando nosotros perdemos el temor a Dios no hay ninguna barrera lo suficientemente fuerte para separarse del mal. Solamente el temor a Dios nos lleva a separarnos por completo del pecado y de la maldad

La conciencia humana y las leyes no son suficientes para detener la maldad, la violencia o el crimen; solamente el temor a Dios y la influencia de su palabra y su presencia en nuestras vidas nos ayudan a vivir vidas rectas.
Oración:
·       Pedir a Dios que nos dé un corazón que tenga temor de él y que nos lleve a una
Reexaminación diaria de los motivos de nuestro corazón en todo lo que hacemos.

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