lunes, 29 de marzo de 2010

Día No 82 Viviendo Mi Vida al Máximo

Lectura del día:        Salmo 90:1-17; Deut. 31:30 - 32:52
Verso Central   Salmo 90:12

Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.



Nuestra vida solamente cumplirá su propósito, cuando en todo lo que hacemos Dios y su voluntad están presentes. La vida es muy corta, y para vivirla al máximo, requerimos entender el “proyecto” de Dios para nuestras vidas y no desaprovecharla en cosas que nos roban su propósito. Nos corresponde a nosotros el privilegio de buscar su favor en todo lo que hacemos, para que nos dé su aprobación, y por consiguiente su bendición para que no sea en vano nuestra labor. 
Moisés estaba al final de sus días, y en estos pasajes que leímos, Él está meditando sobre el significado de su vida, y las cosas que hizo. También, como profeta de Dios, profetisa que los hijos de Israel, al entrar a la tierra prometida, lamentablemente se olvidaran y apartaran de Dios, trayendo sobre ellos consecuencias terribles. Este pasaje es de suma importancia, porque aquí tenemos las reflexiones de un hombre que camino los últimos 40 años de su vida de la mano de Dios, y como a pesar de esto, al recontar sus días se da cuenta que, a través de su vida, hizo cosas que no valían la pena, cosas que quizás en su momento pensó que eran lo mejor, pero que ahora al final de sus días se da cuenta que Dios no se lo había mandado hacer, y por lo tanto había sido en vano. 
En el salmo 90 Moisés declara una de las verdades más importantes que nosotros debemos entender, veamos; Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. (Salmo 90:12) Al igual que mucha gente cuando se está acabando su vida, Moisés reconoce lo corto que es la vida, y cuando tiempo se desperdicia en cosas que no valen la pena. Hay cosas que quizás a nuestros ojos son importantes, pero que cuando lo empezamos a ver con los ojos de Dios, nos damos cuenta que son meras quimeras, sin valor. Por esta razón Moisés termina este salmo con estas peticiones que debemos hacer nuestras. 
¿Cuáles son estas peticiones? En primer lugar, es importante entender cuál es el propósito, o el proyecto de Dios para nuestras vidas, Manifiéstese tu obra a tus siervos, y tu majestad a sus hijos, (Salmo 90:16) Que esta sea nuestra búsqueda constante, “muéstranos tus obras (voluntad) en nuestras vidas, para poder ver tu gloria.” Esto tiene que ser más que información, pero necesitamos que esto sea una “revelación” a nuestro espíritu. En segundo lugar, necesitamos su ayuda para no desviarnos de su propósito, para que en todo lo que hagamos, seamos aprobados y su favor este con nosotros, porque solamente así tendremos éxito. Moisés le pidió a Dios, y sea la gracia del Señor nuestro Dios sobre nosotros. Confirma, pues, sobre nosotros la obra de nuestras manos; sí, la obra de nuestras manos confirma. (Salmo 90:17) Si alguien entendía claramente estos dos principios, fue Moisés, ya que en todo lo que hizo, los últimos 40 años de su vida, busco hacer su voluntad, pero en una ocasión en especial se dejó influenciar por sus emociones, y por la rebeldía de la gente, e hizo lo que Dios no le había dicho. En ese momento el favor de Dios se apartó de su vida, porque Dios no aprobó sus actos, y por este hecho, el ya no pudo entrar a la tierra prometida, solamente se le permitió verla de lejos antes de morir, En aquel mismo día, habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: Sube a estos montes de Abarim, al monte Nebo, que está en la tierra de Moab frente a Jericó, y mira hacia la tierra de Canaán, la cual doy a los hijos de Israel en posesión. Morirás en el monte al cual subes, y serás reunido a tu pueblo, así como murió tu hermano Aarón sobre el monte Hor, y fue reunido a su pueblo; porque me fuisteis infieles en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin, porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel. Por tanto, sólo de lejos verás la tierra, pero allí no entrarás, a la tierra que doy a los hijos de Israel. (Deut. 32:48-52) 
Terrible fue el final de la vida de Moisés, sirviendo a Dios por tantos años, para que al final, no pudiera entrar a la tierra de la promesa de Dios. Por este motivo, unámonos a la oración que Moisés le invoco al Señor, Manifiéstese tu obra a tus siervos, y tu majestad a sus hijos, y sea la gracia del Señor nuestro Dios sobre nosotros. Confirma, pues, sobre nosotros la obra de nuestras manos; sí, la obra de nuestras manos confirma. (Salmo 90:16-17) Para vivir una vida al máximo; necesitamos, la revelación de su propósito, conocer la gloria (su presencia) de Dios, tener su gracia, y su aprobación.
Oración:                                                                                                  
·       Pedir por sabiduría para que en todo lo que se haga sea su voluntad y tengamos su favor.
Consagrar nuestro corazón al proyecto de Dios para nuestra vida.
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