lunes, 12 de octubre de 2009

Siguiendo la Dirección del Espíritu Día No 61

Lectura del día: Num. 8:1 - 10:36
Verso Central Números 9:17

Cada vez que la nube se levantaba de la Tienda, los israelitas se ponían en marcha; y donde la nube se detenía, allí acampaban. (BAD)


El secreto de vivir una vida victoriosa no está en cuantas habilidades, o conocimiento tenemos, sino en seguir la dirección del Espíritu de Dios en todo. El Espíritu Santo es quien debe guiarnos en todas las decisiones o cosas que tengamos que tomar o hacer, si es que deseamos vivir una vida victoriosa. Después de la celebración de la pascua y de haber edificado el tabernáculo, así como de haber recibido la mayoría de los mandamientos de la ley, ahora el pueblo estaba listo para partir del monte Sinaí, a la tierra prometida. Ya habían sido libertados de la esclavitud, y había recibido los mandamientos que los constituían como el pueblo de Dios, ahora estaban listos para cumplir la visión original que los había llevado a salir de Egipto; la libertad servir a Dios, y el poseer una tierra que fuera de ellos. Había llegado el tiempo de conquistar la tierra prometida. Al salir de Sinaí (que para nosotros puede representar el principio de algo nuevo; ministerio, familia, llamado, negocio, educación, etc.) en camino a la tierra prometida (que representa el cumplimiento del propósito de Dios en el ministerio, llamado, familia, etc.) ellos dependerían de la dirección constante de Dios, representada por la nube que había descendido al tabernáculo, El día en que se armó el santuario, es decir, la Tienda del pacto, la nube lo cubrió, y durante toda la noche cobró apariencia de fuego. Así sucedía siempre: de día la nube cubría el santuario, mientras que de noche cobraba apariencia de fuego. (Num. 9:15-16 BAD) 
Esta nube dirigiría al pueblo cuando deberían de avanzar y cuando deberían de acampar, también la nube determinaba el tiempo de su estancia, Cada vez que la nube se levantaba de la Tienda, los israelitas se ponían en marcha; y donde la nube se detenía, allí acampaban. Dependiendo de lo que el Señor les indicara, los israelitas se ponían en marcha o acampaban; y todo el tiempo que la nube reposaba sobre el santuario, se quedaban allí. (Num. 9:17-18 BAD) La clave era estar al pendiente de la nube, porque en ocasiones los movía rápidamente, y en otros tiempos los hacía que permanecieran en un lugar por largo tiempo. No importaba que se quedara muchos días sobre el santuario; los israelitas obedecían el mandamiento del Señor y no abandonaban el lugar. Lo mismo ocurría cuando la nube reposaba poco tiempo sobre el santuario: cuando el Señor así lo indicaba, los israelitas acampaban o se ponían en marcha. (Num. 9:19-20 BAD) 
La nube no siempre se movía al mismo tiempo, en ocasiones lo hacía de día y en otras de noche, así que deberían de estar constantemente vigilando el movimiento de la nube, para ponerse en marcha siguiendo su constante dirección. A veces la nube se quedaba una sola noche; pero ya fuera de día o de noche, cuando la nube se levantaba, los israelitas se ponían en marcha. Aunque la nube reposara sobre el santuario un par de días, un mes o más tiempo, los israelitas se quedaban en el campamento y no partían; pero cuando se levantaba, se ponían en marcha. (Num. 9:21-22 BAD) 
La nube es un tipo del Espíritu Santo en nuestras vidas, y al igual que los judíos seguían la nube, nosotros debemos de seguir la dirección del Espíritu en nuestras vidas. El apóstol Pablo declaro, Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. (Rom. 8:14 BAD) Así como nosotros no tenemos control del viento, tampoco controlamos al Espíritu Santo, por esta razón debemos de ser vigilantes y estar velando, orando, meditando, y buscando su voluntad para que podamos seguir su constante dirección. Esto se hace principalmente en nuestro devocional diario, y en la meditación constante de la palabra a la luz de nuestras experiencias diarias. Conforme medites en la Biblia, permite que el Espíritu te guie a tomar decisiones influenciadas por los principios de la palabra. Las siguientes preguntas nos ayudan a determinar qué es lo que dirige nuestras vidas: 
  • ¿Lo que está ocurriendo es la voluntad de Dios, o mis deseos? 
  • ¿Cómo afectara mi relación con Dios lo que voy a hacer? 
  • ¿Son las circunstancias, o es la voluntad de Dios? 
  • ¿Esta decisión nació de mi meditación en la palabra y la dirección del Espíritu en todo aspecto de nuestra vida? 
  • ¿Busco el consejo de personas que demuestran madures espiritual? 
Una de las cosas más importante para escuchar la voz del Espíritu es precisamente la actividad que estás haciendo al tomar este tiempo de venir a la presencia de Dios, y escuchar su dirección. En este día, toma tiempo escuchando la voz de Dios, antes de tomar cualquier decisión, y no debes hacer nada importante hasta que estés seguro que tienes a dirección de Dios, solamente eso garantizara que tengas éxito en todo lo que emprendas.

Oración:                                                                                       Sometámonos de todo corazón a su dirección y pidamos que nos dé el discernimiento necesario para entender su “mover” o dirección para nuestras vidas.

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