jueves, 16 de julio de 2009

Día No 49 Santidad en el Ministerio Resulta en Unción


Lectura del día: Levítico 8:1 a 10:20
Verso Central Levítico 8:12

Luego, para consagrar a Aarón, lo ungió derramando sobre su cabeza el aceite de la unción. (BAD)

Dios confiere su unción para el ministerio, cuando el discípulo con fervor se consagra en santidad ante El. La santidad como estilo de vida, es la puerta que nos lleva a vivir fluyendo constantemente en el poder de Dios. Las escrituras enseñan claramente este principio acerca del ministerio. Como pudimos ver en la lectura de este día, Dios le pidió a Moisés que, tanto Aarón como sus hijos se santificaran para que Dios pudiera aceptar sus vidas, y poder bendecir sus ministerios. Por esta razón podemos declarar que la unción de Dios es otorgada solamente a aquellos que se han consagrado en santidad ante el Señor
Su llamado a servir, nos lleva a la santidad, y esta permite que la unción fluya en nuestras vidas. Hay personas que tienen la mentalidad de que la “unción” ministerial es algo que tiene que ver con talentos, habilidades, conocimiento, el estudiar en una universidad o colegio bíblico o por la ordenación de algún concilio. La idea es que si tenemos algunas de esas cosas llenamos los requisitos para recibir la unción de Dios. En la Biblia vemos que, aunque esos elementos son importantes, no son determinantes para que una persona sea ungida y usada por Dios, por el contrario, aun cuando se carezca de muchas habilidades, carisma, o estudio, si la persona vive en santidad y se consagra a Dios, recibirá la unción para servir como un ministro de Dios. No es que debemos de menospreciar lo anterior, pero estamos hablando de que es lo más importante para tener la unción de Dios. Una vida en santidad es más determinante que cualquier otra cosa para ser ungido por Dios para el ministerio
En la lectura de esta semana, Dios describió el rito de la consagración de los sacerdotes, y en ella se indican varios actos que ante todo apuntan a la santidad del sacerdote. En primer lugar, eran lavados sus cuerpos como preparación antes de recibir sus vestiduras, Acto seguido, Moisés hizo que se acercaran Aarón y sus hijos, y los lavó con agua. (Lev 8:6 BAD) Este nos habla de una vida en santidad como PRE-requisito para ser considerado para el ministerio. Nosotros lavamos nuestras vidas constantemente por medio del estudio y la meditación en la palabra. Para hacerla santa.  Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, (27) para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable. (Ef. 5:26-27 NVI 1984) Después eran vestidos con las vestiduras especiales que les impartían honor y autoridad como sacerdotes. A Aarón le puso la túnica y se la ciñó con la faja; luego lo cubrió con el manto, y encima le puso el efod, ciñéndoselo con la cinta del mismo. En seguida, le colocó el pectoral, y sobre éste puso el urim y el tumim. Por último, le colocó la tiara en la cabeza, y en la parte delantera puso la placa de oro, símbolo de su consagración, tal como el Señor se lo había mandado a Moisés. (Lev. 8:7-9 BAD) Los diferentes elementos de sus vestiduras representan estas tres cosas: El fruto del Espíritu, los dones espirituales y el carácter santo de su llamado. Después de que el sacerdote era vestido con estas vestiduras sagradas, se procedía a derramar el aceite sobre su vida, Después Moisés tomó el aceite de la unción, y ungió el santuario y todo lo que había en él, para consagrarlos. Siete veces roció el aceite sobre el altar, para ungirlo y consagrarlo junto con el lavamanos y su base, y todos sus utensilios. Luego, para consagrar a Aarón, lo ungió derramando sobre su cabeza el aceite de la unción. (Lev 8:10-12 BAD) 
El creyente que desee la unción para su ministerio, primero deberá de consagrarse al llamado que Dios ha puesto en su vida, y luego deberá de vivir una vida en santidad para ser un ministro en la cual repose la unción de Dios. A diferencia de los ritos que Dios le indico a Moisés, en los cuales se usaban materiales físicos para la consagración del sacerdote. Hoy en día, la consagración, es por medio de conocer y guardar la palabra, por medio de la obra del Espíritu, y por la gracia que Dios nos da. Es a través de estos elementos, que podemos dedicar nuestras vidas al llamado de Dios, y vivir una vida en santidad. No se trata de esfuerzo humano, sino más bien de depender de los recursos que él nos dejó que podremos vivir esa vida en santidad que es necesaria para poder tener su respaldo y tener un ministerio que sea exitoso, y duradero. No se trata de que “yo puedo” si no de mas bien “yo muero’ para que El viva en mí; esto es la unción.
Oración:                                                                                                                             

  • Consagremos ante el Señor nuestras vidas y ministerios en santidad
  • Pidamos que nos conceda su unción para representarle dignamente en el ministerio que nos ha confiado.

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