lunes, 29 de agosto de 2011

Día No 110 Dios es Nuestro Refugio


Lectura del día:        Sal.7:1-17; 35:1-28; 57:1-11; 142:1-7
Verso Central           Salmo 142:5

A ti, Señor, te pido ayuda; a ti te digo: "Tú eres mi refugio, mi porción en la tierra de los vivientes." (NVI)

En el momento de la prueba, nuestro recurso más seguro es clamar a Dios con todo nuestro corazón. Muchas veces cuando pasamos por pruebas, crisis, dificultades, o decisiones, buscamos con nuestras propias fuerzas salir adelante, o encontrar la salida a nuestra situación, esto es bueno, porque nunca debemos de tener una actitud pasiva ante los problemas, pero en ocasiones enfrentamos cosas que van más allá de nuestras habilidades, y nos damos cuenta que nuestro verdadero recurso y refugio es Dios. Aunque lo correcto sería que buscaremos a Dios en primer lugar en todo tiempo. Por varios años, David se había sufrido la persecución de su suegro y ahora había llegado un momento en su vida en la cual había permitido que el temor y la desesperanza se apoderaran de sus pensamientos, y por lo tanto vida, sus palabras reflejan la condición de su corazón. El no veía la solución a su situación, ya que no había sido solamente una ocasión, si no que la persecución de su suegro había durado por varios años, y durante el tiempo que escribió estos salmos que leímos, se había intensificado a grado de que David estaba perdiendo la confianza en Dios ante las amenazas del Rey Saúl, veamos la palabras de David, De mí se ríen a carcajadas, y exclaman: "¡Miren en lo que vino a parar!" Señor, tú has visto todo esto; no te quedes callado. ¡Señor, no te alejes de mí! ¡Despierta, Dios mío, levántate! ¡Hazme justicia, Señor, defiéndeme! Júzgame según tú justicia, Señor mi Dios; no dejes que se burlen de mí. (Salmo 35:21-24 NVI) En varias ocasiones  David había tenido la oportunidad de acabar con su problema matando a su suegro, ya que en 2 ocasiones había estado a su disposición y fácilmente lo hubiera matado acabando con su problema, pero David entendía que esa no era la solución, porque estaría matando a quien Dios había ungido como rey sobre la nación, y no habría manera de justificarse ante Dios, a pesar de que Saúl era un mal rey. David no podía vencer el mal con el mal, su recurso al igual que el nuestro es Dios y su justicia. David entendía que su única solución era refugiarse en Dios, ¡Sálvame, Señor mi Dios, porque en ti busco refugio! ¡Líbrame de todos mis perseguidores! De lo contrario, me devorarán como leones; me despedazarán, y no habrá quien me libre. (Salmo 7:1-2 NVI) El sabía que no importaba que hiciera solamente la protección de Dios lo libraría de la ira del rey Saúl. De la misma manera todos nosotros, sin importar cual sea nuestra situación, al meditar en las experiencias de David nos damos cuenta que en ocasiones enfrentaremos situaciones adversas, que se repiten, y parece que no se acaban, mas nunca debemos de permitir que la desconfianza o el temor controlen nuestros pensamientos, emociones, ni actos. Esto es fácil decirlo cuando todo está bien y no tenemos ningún problema, por eso es importante que siempre tengamos una buena relación con Dios en todo momento, para que en el momento de la prueba podamos tener la fortaleza, y la experiencia de saber que Dios es bueno, y que es misericordioso con aquellos que claman con fe, y que además es poderoso para darnos la victoria no importa que estemos enfrentando en la vida. En los momentos de dificultad debemos de tener la actitud de David, A voz en cuello, al Señor le pido ayuda; a voz en cuello, al Señor le pido compasión. Ante él expongo mis quejas; ante él expreso mis angustias. (Salmo 142:1-2 NVI) Señor en este día, declaro que tu eres mi refugio, y mi fortaleza en la cual me refugio sabiendo que en ti mi vida, y la de mi familia, y mi Iglesia están seguros.
Oración:
  • En todo momento clama a Dios con la seguridad que Dios está contigo.
  • No permitas que las situaciones, o problemas dominen tus pensamientos, medita en la palabra y clama conforme a sus promesas.