viernes, 24 de junio de 2011

Día No 109 Confiando en Dios en Medio de Cualquier Situación


Lectura del día:        1 Sam 24:1-22, Salmos 13:1-6; 17:1-15; 22:1-31; 54:1-7.
Verso Central           Salmo 54:4

Pero Dios es mi socorro; el Señor es quien me sostiene, (NVI)

Las pruebas nos preparan para el cumplimiento de su propósito en nuestras vidas. El camino hacia el cumplimiento del propósito de Dios en nuestras vidas puede estar sembrado de obstáculos y problemas que en ocasiones nos harán dudar si vale la pena, pero no debemos dejar que esas cosas nos detengan, ya que si Dios las ha permitido es porque en última instancia nos servirán para prepararnos para cuando llegue el momento de cumplir su propósito. La razón principal porque David era perseguido por Saúl fue porque Dios había prometido a David, que sería el próximo rey de Israel. Saúl había defraudado a Dios, una y otra vez. Dios le dio varias oportunidades, pero nunca trato en serio con su carácter, que en última instancia fue lo que lo llevo a perder el favor de Dios en su vida, y la de su familia. Saúl no se mantuvo integro delante de Dios en medio de sus problemas, dejo que las circunstancias le amargaran el corazón. Para David el camino al trono estuvo rodeado de persecuciones, acusaciones falsas, desconfianza del rey, desprecio de la gente, pero al examinar su acenso al trono, una cosa nos podemos dar cuenta, y es que David, nunca permitió que estas cosas afectaran en primer lugar su relación con Dios, y en segundo lugar nunca permitió que estas cosas afectaran su corazón, no dejo que las falsas acusaciones de su suegro Saúl le amargaran el corazón y le llevaran a renegar del propósito de Dios, ni convertirse en una persona envenenada con  odio, venganza o resentimiento por las cosas que falsamente fueron lanzadas en su contra. ¿Qué cosas hizo David que le ayudaron a mantener un corazón integro a pesar de que el camino al trono estuvo lleno de toda clase de ataques y mentiras? En primer lugar David nunca perdió su comunión con Dios. En los salmos nosotros vemos a un hombre que en toda situación de la vida, corre a refugiarse en Dios. A ti clamo, oh Dios, porque tú me respondes; inclina a mí tu oído, y escucha mi oración. (Salmo 17:6 NVI) En segundo lugar, nunca dudo de la fidelidad de Dios, a pesar de las circunstancias que atravesaba, el nunca dudo de sus promesas, Dios mío, clamo de día y no me respondes; clamo de noche y no hallo reposo. Pero tú eres santo, tú eres rey, ¡tú eres la alabanza de Israel! En ti confiaron nuestros padres; confiaron, y tú los libraste; a ti clamaron, y tú los salvaste; se apoyaron en ti, y no los defraudaste. (Salmo 22:2-5 NVI) En tercer lugar, David abría su corazón y le expresaba a Dios todo lo que sentía, fuera duda, confusión, o desanimo, porque sabía que Dios le daría la victoria y lo liberaría de todos estos sentimientos. En otras palabras, David no oraba como un rito religioso, pero simplemente abría su corazón y hablaba con sinceridad. Hay personas que dicen que no debes orar con palabras negativas, pero en las oraciones de David vemos a un hombre que simplemente descarga en Dios todo lo que hay en su corazón, bueno y malo. Por esta razón David nunca cargo, estas cosas, ni dejo que le afectaran su corazón, ¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando? ¿Hasta cuándo esconderás de mí tu rostro? ¿Hasta cuándo he de estar angustiado y he de sufrir cada día en mi corazón? ¿Hasta cuándo el enemigo me seguirá dominando? (Salmo 13:1-2 NVI) En cuarto lugar, David nunca dejo de alabar a Dios, aun en medio de su más terrible situación. Al leer el salmo 22, aunque este salmo describe proféticamente lo que Jesús experimentaría en la cruz, también nos muestra la condición en que David se veía al ser perseguido por sus enemigos, y como aun ahí el nunca dejo de adorar a Dios, Proclamaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré. ¡Alaben al Señor los que le temen! ¡Hónrenlo, descendientes de Jacob! ¡Venérenlo, descendientes de Israel! Porque él no desprecia ni tiene en poco el sufrimiento del pobre; no esconde de él su rostro, sino que lo escucha cuando a él clama. Tú inspiras mi alabanza en la gran asamblea; ante los que te temen cumpliré mis promesas. (Salmo 22:22-25 NVI)
Oración:
  • Expresate con confianza en tus oraciones las cosas que hay en tu corazón
  • Derrama ante Dios todo lo que sientas
  • No termines de orar sin declarar tu confianza y alaba a Dios por tu victoria.