Lectura del día: Num. 34:1 - 36:13
Verso Central Números 34:2
Manda a los hijos de Israel y diles: "Cuando entréis en la tierra de Canaán, esta es la tierra que os tocará como herencia, la tierra de Canaán según sus fronteras.
Dios tiene un plan específico para cada persona, en el
cual siempre incluye su bendición y su prosperidad, pero estos son de acuerdo a
los valores su reino. Esta es una de las verdades más hermosas de la palabra de
Dios. El saber que ninguna persona está de más y que no somos una casualidad, nos
da dignidad, seguridad, e identidad, porque entendemos el valor inmenso que
Dios le da cada persona. Cada uno de nosotros tiene un propósito que cumplir
dentro sus planes para nuestra generación, y es importante que invirtamos
nuestras vidas, talentos, tiempo y tesoro en seguirlo con todo el corazón. Su
plan nos ayuda a sentirnos únicos, amados, bendecidos. Este “sentir” solamente
lo experimentamos cuando cada uno de nosotros está convencido de su original propósito.
Una de las cosas más importante de un discípulo de Cristo es tener la
convicción que Dios le ha asignado una tarea en la vida, y que seguir a Jesús
significa seguir ese propósito. Nuevamente no existimos por casualidad, o por
el capricho del destino, hemos sido creados por Dios, esto no tiene nada que
ver con que fuimos niños planeados, o deseados, o amados, o aceptados. El dador
ultimo de nuestra vida es Dios, y en su soberanía el escogió que tuviéramos
vida.
Es importante saber que, como sus discípulos, Él nos ira proveyendo todo
lo necesario para alcanzar ese propósito, mientras caminemos en pos de El en
obediencia. En el pasaje de este día, podemos ver que, aun antes de que el
pueblo conquistara la tierra Él ya tenía los límites y el lugar que le
correspondía a cada una de las tribus, Entonces habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: Manda a los hijos de Israel y
diles: "Cuando entréis en la tierra de Canaán, esta es la tierra que os
tocará como herencia, la tierra de Canaán según sus fronteras. "Vuestro
límite sur será desde el desierto de Zin, por la frontera de Edom, y vuestra
frontera sur será desde el extremo del mar Salado hacia el oriente. (Num. 34:1-3) De igual forma aun antes de que naciéramosDios ya tenía ese plan específico para cada uno de nosotros, veamos lo que Dios
le dijo al profeta Jeremías, Y vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
Antes que yo te formara en el seno materno, te conocí, y antes que nacieras, te
consagré, te puse por profeta a las naciones. (Jer. 1:4-5) El problema no
es que Dios no tenga un plan para cada uno de nosotros, sino que muchas veces
es nuestra incredulidad, o las experiencias de la vida que han traído temor,
inseguridad, complejos, y duda a nuestro corazón sobre nuestro rol asignado por
Dios. Estas cosas son las que nos impiden ver, y aun cuando vemos su voluntad,
nos detienen de hacerla. El profeta Jeremías tenía ese mismo problema, Entonces
dije: ¡Ah, Señor DIOS! He aquí, no sé hablar, porque soy joven. Pero el
SEÑOR me dijo: No digas: "Soy joven", porque adondequiera que te
envíe, irás, y todo lo que te mande, dirás. No tengas temor ante ellos, porque
contigo estoy para librarte--declara el SEÑOR. (Jer 1:6-8) Solamente su
amor y su palabra pueden quitar el temor, o cualquier otro impedimento, para
alcanzar su voluntad. Otro aspecto importante es que Dios determino un
territorio único y adecuado para cada una de las tribus. Nadie podía poseer el
territorio de alguien más, solamente esa tribu podía ocupar ese territorio. Así, solamente cada persona
en particular puede cumplir su asignación en la vida. El apóstol Pablo dijo, Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. (Ef. 2:10 NBLH)
¿Cómo podemos cumplir nuestra
misión en la vida?
Primero, Dios nos asigna nuestra misión, pero al igual que
el pueblo de Israel, nos toca levantarnos y conquistar la tierra que Dios y nos ha dado en heredad. Aunque su promesa es fiel nos toca a nosotros
tomar las armas espirituales, (la oración, su poder, su palabra, la dirección
del Espíritu, y la alabanza) y conquistemos sus promesas.
Segundo, necesitamos
desarrollar disciplinas espirituales (devocional, estudio, ayuno, comunión
fraternal, discipulado y oír la voz de Dios) que son las que formaran en
nosotros el carácter que no hacen vencedores. Aunque Dios nos ha asignado un
rol en esta vida, nos toca a nosotros “levantarnos” y hacerla nuestra.
Determinemos en este día hacer todo lo que está de nuestra parte para
conquistar el propósito de Dios en nuestras vidas. Pidamos al Espíritu que nos
muestre que cosas nos están deteniendo de completar su propósito. Quizás seas
disciplina, formación, conocimiento, o cualquier otra cosa que sea necesaria
para que podamos cumplirlo.
Oración:
- Pedir por revelación para
entender su propósito específico en nuestras vidas.
- Pedir por su poder para poder
cumplir este día.
- Perseverancia en medio de los
ataques del enemigo.
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