Lectura del día: Lev. 24:1 - 25:55
Verso Central Levítico 25:10
El año cincuenta será declarado santo, y se proclamará en el país la liberación de todos sus habitantes. Será para ustedes un jubileo, y cada uno volverá a su heredad familiar y a su propio clan. (NVI)
Al depositar
nuestra fe en la muerte del hijo de Dios que murió en la cruz, estamos “activando”
el poder liberador de su perdón, gracia y amor en nuestras vidas. No hay “cadena”
o “prisión” que nos pueda mantener “encerrados” en Cristo somos libres. No hay
nada más terrible que la imagen de un esclavo, o de alguien que está en prisión.
La esclavitud más que ninguna otra cosa va en contra del deseo inherente del
ser humano a la libertad y al deseo a escoger el curso de su vida. La
esclavitud es incompatible con la imagen de Dios en nuestras vidas. Dios nos ha
creado a su imagen y no hay nada que este mas en contra de la dignidad y honor
que Dios ha puesto en nuestro ser, que la esclavitud.
Ahora bien, hay cadenas
físicas, como la cárcel, o las limitaciones económicas, en la que las personas
son esclavas de la pobreza, la miseria. Estas cadenas limitan, roban, detienen,
y truncan sueños, deseos, y anhelos. Pero hay otras cadenas que, aunque no se
ven, son más poderosas y más difíciles de romper. Son cadenas que la gente
lleva en su alma; cadenas de amargura, de odio, de resentimiento, de desprecio,
de fracaso, de heridas, de sufrimientos, de mentiras y tantas otras cosas que
la gente carga sin la esperanza de algún día poder ser libre. Estas cadenas son
cargadas en silencio, son cargadas por el débil que a su paso se quebranta, son
cargadas por un tiempo, son cargadas por años, y aun muchos cargan sus cadenas
hasta la misma sepultura. También existen prisiones que, aunque no son físicas,
hacen que las personas que se sienten “atrapadas” de la suerte, de una serie de
sufrimientos, de “demonios” internos, atrapados en relaciones destructivas,
atrapados en una serie de fracasos emocionales, atrapados en el desprecio a sí
mismo, y atrapados de sus mismas pasiones. Si algo deberíamos entender del
mensaje de las escrituras en este día, es que Dios es un Dios que liberta a la
persona de toda esclavitud. El evangelio son las buenas noticias que declaran
que Dios “rompe” todas las cadenas de opresión en el ser humano.
Dios instituyo
en su pueblo una celebración que señalaba claramente esta verdad. Por medio de
Moisés instituyo la celebración del jubileo, "Siete veces contarás siete años sabáticos, de modo que los siete años
sabáticos sumen cuarenta y nueve años, y el día diez del mes séptimo, es decir,
el día del Perdón, harás resonar la trompeta por todo el país. El año cincuenta
será declarado santo, y se proclamará en el país la liberación de todos sus
habitantes. Será para ustedes un
jubileo, y cada uno volverá a su heredad familiar y a su propio clan. (Lev 25:8-10 NVI) En esta fecha se cancelaban todas las
deudas, se devolvían todas las posesiones que se habían perdido. Este era un
tiempo de libertad y de restauración. Hoy en día no tenemos que esperar cada
cincuenta años para celebrar la cancelación de nuestras deudas, ni tenemos que
esperar la cancelación de todos nuestros pecados. Tampoco tenemos que esperar
que suene la trompeta declarando el comienzo del jubileo para que todas las
ataduras, y prisiones en nuestra vida se rompan; Hace dos mil años que Jesús
declaro el comienzo del jubileo para todo el ser humano, Jesús mismo se ha
constituido en nuestro jubileo, y es en el, que nuestras deudas son canceladas.
Hace dos mil años que Dios mismo sonó la trompeta del jubileo, sonó con fuerza
y claridad retumbando hasta el mismo infierno, sonó con poder y autoridad,
declarando todo lo que nos era contrario quedaba cancelado, y tomando a nuestro
opresor lo avergonzó y triunfo sobre todos nuestros enemigos en la cruz. No
necesitamos esperar el año del jubileo, ¡Hoy podemos vivir en nuestro tiempo
del jubileo! Este no solamente un jubileo para cierta nación, sino que es para
todo aquel que anhela libertad, es para todo aquel que quiere que todas sus
deudas sean perdonadas, es para aquel que quiere ser libre de todas sus
cadenas. ¡Gloria a Dios que Jesús es nuestro jubileo!
Oración:
·
Dar gracias a Dios por nuestro
jubileo.
·
Si hay algunas áreas de
nuestra vida que necesitan experimentar libertad, confiemos en el Señor quien
es nuestro jubileo.
Si desea conocer mas de Jesús, o necesita ayuda le invitamos a que,
Visite nuestra Iglesia:
(Iglesia, Centro de Vida Victoriosa)
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