Lectura del día: Jueces 10:1- 13:25
Verso Central Jueces 11:29
Entonces Jefté,
poseído por el Espíritu del Señor, recorrió Galaad y Manasés, pasó por Mizpa de
Galaad, y desde allí avanzó contra los amonitas. (NVI)
La llenura del Espíritu de Dios nos empodera para cumplir con los propósitos
de Dios en nuestras vidas. Para los discípulos de Jesús no importa nuestro
pasado, lo más importante ahora, es dejar que el Espíritu Santo tome control de
nuestras vidas. Lo más importante es lo que Dios hará en y a través de
nosotros. Podemos usar nuestro pasado como una excusa para lamentar nuestra
situación, “es que yo no puedo porque vengo de allá, o de acá, o porque no
tengo, o no soy”. Mientras no dejemos estas excusas no podremos ser útiles al
Señor. La lectura de este día nos muestra claramente lo que Dios puede hacer en
la vida de alguien que se pone en las manos de Dios tal como está, pero que no
se conforma, porque le permite al Espíritu tomar control absoluto de su vida.
La vida de Jefté es un ejemplo, que, para los discípulos de Jesús, nuestro
pasado no es una excusa, si no lo que más importa es estar llenos de su
Espíritu, para cumplir nuestro destino.
Jefté
comenzó su vida con muchas cosas en su contra. En primer lugar, se nos
describe como una persona que tenía cualidades, pero que tenía el estigma de
ser hijo de una prostituta, Jefté el
galaadita era un guerrero valiente, hijo de Galaad y de una prostituta. (Jueces 11:1 NVI) En la cultura de aquellos
días una persona que era nacido de una prostituta era considerada como una
persona sin ningún derecho, porque aun hasta los hijos de las concubinas o
esclavas tenían derechos, pero Jefté era hijo de una prostituta. Esa era una
desventaja enorme para Jefté. Eso le quitaba todos los derechos de poseer
tierra, o de tener parte de la herencia de su padre.
Jefté
creció en un hogar sin cuidados, con muchas limitaciones, desprecios. ¿Cuántos
niños hubieran querido jugar con el hijo de la prostituta? El no habría tenido
la oportunidad de ser parte de una familia donde se le motivara y animara a
prosperar. Además, su madre no solamente era una prostituta, pero de acuerdo al
texto ella, ni siquiera era judía, Galaad
también tuvo hijos con su esposa, quienes cuando crecieron echaron a
Jefté. "No tendrás parte en la
herencia de nuestra familia le dijeron, porque eres hijo de otra mujer." (Jueces 11:2 NVI) La palabra otra mujer
implicaba que ella era de otra raza, probablemente canaanita. Esto era otra gran
desventaja para Jefte, ni siquiera podía clamar ser parte del pueblo de Dios,
sus mismos hermanos lo rechazaron y los expulsaron de su lado, ellos le echaron
en cara que no era de la misma madre, pero también implicaban que no eran de la
misma raza. Jefte les reclamo, Jefté les
contestó: ¿No eran ustedes los que me odiaban y me echaron de la casa de mi
padre? ¿Por qué vienen a verme ahora, cuando están en apuros? Los ancianos de
Galaad le dijeron: Por eso ahora venimos a verte. Ven con nosotros a luchar
contra los amonitas, y serás el caudillo de todos los que vivimos en Galaad. (Jueces
11:7-8 NVI)
La juventud de Jefté no fue propicia, creció rodeado de personas
que al igual que el eran rechazados, Entonces
Jefté huyó de sus hermanos y se fue a vivir en la región de Tob, donde se le
juntaron unos hombres sin escrúpulos, que salían con él a cometer fechorías.
(Jueces 11:3 NVI) La palabra sin escrúpulos, significa que él se unió a una
banda de ladrones que se dedicaban a robar y hacer toda clase de fechorías. El
rechazo, el señalamiento, y el desprecio que había recibido toda su vida, había
formado en este hombre una actitud de rechazo y de violencia a la sociedad que
lo había desechado.
Aunque para todo el mundo no tengamos valor, para Dios no
somos un accidente, o nuestras vidas no tienen ningún significado. Desde su
nacimiento Dios tenía un plan para la vida de Jefté, probablemente desde muy
pequeño su madre o padre entendieron que Dios tenía un propósito para su vida a
pesar de que había nacido en las peores de las circunstancias. Ellos le
pusieron por nombre Jefté, que significa “Dios obra”. Sin saber, ellos estaban
marcando el destino de su hijo. Ahora, no es suficiente con tener un llamado de
Dios, ni tampoco es suficiente con saber que tengo habilidades o talentos que
Dios puede usar para su gloria, era obvio que este joven poseía las cualidades
que lo podían convertir en un gran caudillo, pero es necesario que el Espíritu
Santo tomara control de su vida para poder cumplir con el propósito de Dios.
La
diferencia en la vida de Jefté, no fueron sus habilidades, o su nombre, pero
que un día, el Espíritu Santo tomo control de su vida, y lo transformo y pudo cumplir
el plan de Dios. La Biblia declara, Entonces
Jefté, poseído por el Espíritu del Señor, recorrió Galaad y Manasés, pasó por
Mizpa de Galaad, y desde allí avanzó contra los amonitas. (Jueces 11:29
NVI) No importa cual haya sido tu pasado, si permites al Espíritu que tome
control de tu vida, nunca volverás a ser el mismo, serás una persona de éxito.
Oración:
·
Toma todos tus argumentos y tráelos en este día a la
cruz. Renuncia a vivir una vida sin propósito
·
Pide al Espíritu que tome control de tus pensamientos,
emociones, y de todo tu ser.
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