Lectura del día: Ex. 19:1 a 21:36
Verso Central Éxodo 19:6
Y vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa." Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.
El deseo de Dios era formar a
Israel como una nación que fuese santa. Una nación que se distinga del resto de
las naciones por vivir bajo sus mandamientos. "Ahora pues, si en verdad
escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis mi especial tesoro entre todos los
pueblos, porque mía es toda la tierra; y vosotros seréis para mí un reino de
sacerdotes y una nación santa." Estas son las palabras que dirás a los
hijos de Israel. (Ex. 19:5-6) Jesús comunica este mismo sentir a sus
discípulos cuando les declara que hemos sido llamados a ser la sal y la luz de
la tierra. Todo discípulo de Jesús necesita entender que seguir a Jesús implica
vivir una vida en santidad, apartado de las cosas que “ofenden” la santidad de
nuestro Dios. El medio que Dios le dio al pueblo para que vivieran en santidad
fue la ley del Monte Sinaí, o lo que conocemos como los diez mandamientos. Estos
mandamientos de Dios son las “señales” del camino, que al seguirlas nos
mantienen en el camino correcto, y que nos permiten llegar a nuestro destino.
En el momento en que decidimos desobedecer esas “señales” saldremos del camino
seguro que Dios nos está marcando, y nos expondremos a los peligros que esas
señales nos quieren evitar. Al comenzar los retiros de restauración en nuestra
congregación, los realizábamos en las montanas de Lake Arrow Head, (en las
montañas de San Bernandino, California) para llegar ahí debíamos de seguir
cuidadosamente las señales del camino, algunas de ellas decían, “despacio curva
peligrosa”, otras decían, “despacio, camino estrecho”, otras decían, “cuidado,
abismo a su derecha”, también otros nos indicaban que si queríamos llegar a la
ciudad donde nos dirigíamos deberíamos de tomar otra carretera, o desviación.
Estas señales no las puso el gobierno porque es malo, o porque no quiere que
hagamos lo que queremos, o porque nos quiere evitar la diversión de manejar a
una velocidad mayor. La única razón que las pusieron es para evitar que
terminemos muertos en un precipicio, o que no nos extraviemos de nuestro
destino. Supongamos que, en una curva
peligrosa, la señal del camino dice, “disminuya su velocidad, curva peligrosa”
yo decido que no quiero hacer lo que se me pide, realmente tengo la libertad de
escoger, pero lo más seguro es que si en vez de obedecer, aumento la velocidad,
no estuviera escribiendo en este día estas palabras. Así Dios nos ha dejado sus
mandamientos, para que a través de ellos seamos personas que vivimos en
santidad, y además son las señales que Dios nos ha dejado para que se cumpla su
propósito en nuestras vidas.
Cada uno de nosotros tenemos la libertad de
escoger, vivir a nuestra manera, o seguir las instrucciones de su palabra, pero
los resultados serán diferentes dependiendo de la decisión que tome. Si
desobedecemos, el fruto será la muerte, o a lo menos dañaremos nuestra vida, y su
propósito en nuestras vidas. Por otro lado, si con temor, decidimos obedecer
sus mandamientos, el fruto será vida abundante, y la seguridad de que cumpliremos
su propósito en nuestras vidas. El plan de Dios es formar en nosotros el temor
a ofender su santidad. Y todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos,
el sonido de la trompeta y el monte que humeaba; y cuando el pueblo vio
aquello, temblaron, y se mantuvieron a distancia. Entonces dijeron a Moisés:
Habla tú con nosotros y escucharemos; pero que no hable Dios con nosotros, no
sea que muramos. Y respondió Moisés al pueblo: No temáis, porque Dios ha venido
para poneros a prueba, y para que su temor permanezca en vosotros, y para que
no pequéis. (Exo 20:18-20)
Su voluntad es sus discípulos seamos su pueblo
santo, su nación escogida para su gloria. Esto comienza cuando nace en nosotros
un temor santo que nos lleva a apartarnos de todo aquello que ofende su
santidad, esta es una convicción personal, no un requerimiento impuesto. Además,
el temor a Jehová es el principio de una vida con sabiduría. En este día medita
sobre tu vida, y la obediencia a los mandamientos de su palabra. ¿Sigues a Dios
porque has recibido algún favor de Dios? ¿Hay en tu vida un entendimiento claro
de lo que significa la santidad de Dios? ¿Anhelas vivir en santidad para no
ofender a Dios? ¿Cómo vez lo mandamientos de Dios como cadenas que te atan, o
como protecciones para el bien?
Oración:
- Consagración como parte
de esta nación santa que se ha consagrado para los propósitos de Dios.
- Pedir por aquellas áreas de tu vida que todavía necesitas rendir a Dios.
(para aprender como vivir una vida de Éxito, o para Conocer Mejor a Jesús:
Visite nuestra Iglesia:
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213-977-0905
Servicios domingos: 11:00 am y 2:30 pm)
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