Día No 4
Lectura del día: Gen. 10:1-5; 1 Cron. 1:5-7;
Gen.10: 6-20; 1 Cron 1:8-16; Gen.10:21-11: 26; 1 Cron. 1:17-27
Verso Central Gen.
10:32
Estas son las familias de los hijos de Noé según sus
genealogías, por sus naciones; y de ellos se propagaron las naciones sobre la
tierra después del diluvio.
Dios puso en tu vida la "semilla" de la multiplicación.
Desde la creación de Adán (y Eva), Dios sembró en su ser, el ser fructífero, o la
capacidad de tener éxito. Dios te creó para que fueras un reflejo de su
carácter y naturaleza, siendo creador y fructífero. También estableció como una
ley natural, la reproducción y la multiplicación no solamente en el hombre,
pero en todo lo creo, incluyendo las plantas y animales. Así que toda planta da
semilla y tiene la capacidad innata de multiplicarse. También, dentro de ti hay
esa "semilla". Hoy en día, esta ley, encuentra su máxima expresión en
aquellos que tienen una relación personal con Jesús. Si tu eres un hijo de
Dios, el ha restaurado por medio del nuevo nacimiento la semilla de la
multiplicación. Cuando Dios creó a Adán y a Eva, les dio el poder de ser
fructíferos. Mas el pecado atrofio esta característica del hombre, pero al
igual que Abraham, Dios nos ha llamado y nos ha entregado la bendición de la
multiplicación. Cuando Dios hizo un pacto con Abraham, parte de este pacto incluía
que Dios bendeciría a Abraham para que él fuera capaz de multiplicarse, y que
su descendencia seria como las estrellas del cielo. Lamentablemente hay
personas han aceptado como algo normal, una mentalidad de fracaso, o derrota,
en la cual han elevado la pobreza, y el sufrimiento como una virtud. Aun esta
actitud esta en aquellos que conocen a Jesús como el señor de sus vidas. Esta
actitud o creencia es el resultado de la ignorancia de la palabra de Dios, y muchas
veces por seguir la religión tradicional. En el pasaje este día, podemos ver el
cumplimiento de la ley de la multiplicación, y como en pocas generaciones
después del diluvio vemos al hombre conquistando, extendiéndose, construyendo,
y multiplicándose a través de la tierra. Notemos que esto ocurrió a pesar de
que la humanidad estaba bajo la maldición del pecado.
Ahora bien nosotros que
hemos conocido a Jesús, somos parte del pacto que Dios hizo con Abraham y al
igual que Abraham Dios nos ha restaurado el poder o la unción de ser fructíferos
de una manera más especial. Jesús nos redimió de la maldición del pecado y
ahora, podemos con mayor libertad ejercer esta capacidad de prosperidad y de multiplicación. Esta unción no
solamente afecta las cosas espirituales, pero afecta todas las áreas de nuestra
vida, y que en la medida que nuestra alma, prospere, seremos prosperados en
todas las áreas de nuestra vida, Amado, ruego que
seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud. (3 Juan 1:2) Pablo afirma que Dios nos ha entregado la misma
bendición de crecer, multiplicarnos y ser una bendición a los demás, por medio
del pacto que Dios hizo con Abraham, Por consiguiente, sabed que los que son
de fe, éstos son hijos de Abraham. Y la Escritura, previendo que Dios
justificaría a los gentiles por la fe, anunció de antemano las buenas nuevas a
Abraham, diciendo: EN TI SERÁN BENDITAS TODAS LAS NACIONES. Así que, los que son de fe son bendecidos con Abraham, el creyente. (Gal. 3:7-9) Nosotros
somos los de la fe, así que esta promesa es para cada persona que ha aceptado a
Jesús como su Señor, y se lleva a cabo cuando hacemos nuestras, sus promesas
por medio de la fe.
No debemos de aceptar nunca la pobreza, o las limitaciones
como algo “normal” para nuestras vidas, si Jesús es el Señor de nuestras vidas,
la bendición de la multiplicación reposa en nosotros, solo tenemos que ponerla
en práctica por medio de la fe. Necesitas examinar las siguientes cosas: ¿En
qué áreas de tu vida hay limitaciones? ¿Tu matrimonio? ¿Tu empleo? ¿Tus Hijos?
¿Tus finanzas? ¿Ministerio? También en tu familia, ¿Que limitaciones ves que se
repiten constantemente? Quizás hay "ataduras generacionales", que se
han pasado de generación en generación. En este día, mientras oras, trae cada
cosa que estés consiente por la fe a la cruz, pide perdón por pecados que
abrieron la puerta a estas maldiciones, aun si estos pecados fueron cometidos
por tus antepasados, hasta la cuarta generación. También debes poner atención a
los malos hábitos o tendencias que vez que se repite en tu familia. Sobre todo
es importante que si en la niñez experimentaste la pobreza, la violencia, la
enfermedad en tu familia, cuida de no aceptar eso como normal en el presente. Aun
mas dependiendo de tu situación, tomate un tiempo en oración y ayuno para
pedirle al Espíritu que te muestre todos los limitaciones que hay en tu vida. Por
último pide al Espíritu que te de una imagen, o visión de tu vida, familia,
ministerio, que refleje claramente la unción de multiplicación y de éxito que
Dios ha desatado sobre tu vida en Cristo Jesús, y llena tu corazón de la
palabra de Dios que te limpia de todo pensamiento contrario a sus principios
que producen bendición en tu vida.
Oración:
- Rendir a Dios todas las
áreas de nuestra vida al Señorío de Jesús
- Tomar por la fe la unción
que Dios no ha dado en Cristo y usarla en todas las áreas de nuestra vida.
Visite nuestra Iglesia:
(Iglesia, Centro de Vida Victoriosa
715 Brady Ave. Los Ángeles CA 90022
213-977-0905
Servicios domingos: 11:00 am y 2:00 pm
Servicios Miércoles, 7:30pm)
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